Los melillenses se resisten a desprenderse de la mascarilla en el transporte público a pesar de que a partir de este miércoles 8 de febrero ha dejado de ser obligatorio después de que se aprobara su eliminación en el Consejo de Ministros celebrado el martes.
La estampa general de esta mañana en la COA era de decenas de usuarios que seguían utilizando este complemento que nos ha acompañado durante los últimos tres años a pesar de que la mayoría sabían que el uso de la mascarilla ha pasado a ser opcional.
El tema principal, como no podía ser de otra manera, en los autobuses durante el martes han sido, sin duda, las mascarillas. El Faro se ha subido a la COA para conocer de primera mano cómo han recibido los melillenses este primer día sin mascarilla obligatoria aunque adelantamos que en algunos buses no hemos encontrado a nadie sin ella puesta.
En la línea número 5, que une la Plaza Torres Quevedo con el barrio de Cabrerizas, casi todos los melillenses que se han subido esta mañana iban con la mascarilla puesta. El primero de ellos el conductor, que ha explicado a El Faro que él seguirá usándola por prevención. Sus padres son mayores y tiene miedo a contagiarse y pegárselo a ellos, ya que cada día cientos de personas pasan delante de él en el autobús.
El conductor aseguró a este diario que durante toda la mañana los melillenses se han puesto la mascarilla para entrar en la COA como todos los días desde que se decretó su obligatoriedad. El Faro ha sido testigo de cómo todos los melillenses que han entrado en esta línea se colocaban la mascarilla antes de pagar su billete.
Dentro del autobús, los usuarios confesaban a El Faro que van a continuar usando la mascarilla por precaución. La mayoría han aclarado que tienen miedo a contagiarse y recalcaron que el virus sigue aquí por lo que seguirán tomando medidas. Los pasajeros afirmaron que han conocido la noticia del fin de la obligación de las mismas a través de la televisión o la prensa escrita aunque algunos todavía no ven con buenos ojos la eliminación de las restricciones.
Fuera de la COA, la situación ha sido algo diferente. Algunos melillenses que estaban esperando a entrar a otros autobuses confesaron a este diario que no se habían enterado de esta novedad y se han alegrado al conocerla y saber que ya no tenían que seguir usándola. No ha gustado mucho esto a los usuarios que ya estaban sentados y que preferían que la mascarilla siguiera siendo obligatoria.
Aún había un poco de reticencia a sentarse junto a personas sin mascarillas dentro del bus. La principal razón, contaron algunos, es que los autobuses son espacios cerrados que la mayoría de veces van con las ventanas sin abrir, por lo que no hay ventilación. No parecía importar mucho esto a otras personas como Fatima. Esta melillense comentó a El Faro que ella se niega a seguir usando la mascarilla si ya no la obligan.
Ella pasó el covid no hace mucho, lo que la llevó, dijo, a estar ingresada en el Hospital Comarcal durante 12 días. Fatima recalcó que lo pasó francamente mal con el virus aunque aclaró que lo que ella quiere es seguir con su vida normal y avanzar. Al principio, apuntó esta melillense, era muy escéptica a creer que podía contagiarse, pero ese momento llegó. Ahora solo espera que todo vuelva a ser como antes.
Otra melillense que opina lo mismo es Yamila, que cree que todas las medidas de contención del covid presentes en la actualidad no tienen ningún sentido. "No entiendo por qué podemos estar un montón de personas en una boda sin mascarilla y luego en la COA hay que ponérsela", comentó Yamila.
¿Dónde hay que seguir usando la mascarilla?
A pesar de que en el transporte público como autobuses o aviones su uso ha pasado a seguir recomendable, la mascarilla sigue siendo obligatoria en los centros y servicios sanitarios, farmacias, así como centros sociosanitarios como las residencias para mayores tanto para los trabajadores como para los usuarios.
Además el uso de mascarilla sigue siendo recomendable para las personas que presentan sintomatología compatible con una infección respiratoria aguda y ara las personas vulnerables. También en espacios cerrados y en eventos multitudinarios.