Algo es algo para quienes padecemos ese terrible mal, para los apestados, para los indeseables fumadores.
Don Ramón Gavilán ha declarado a la prensa que los propietarios de los establecimientos hosteleros pueden instalar una mesa en la puerta o un barril, según quien y para quien con el fin de que sus clientes fumadores puedan burlar la rígida norma antitabaco. Hay que garantizar el paso del resto de clientes por aquello de la accesibilidad pero, al menos, algo es algo.
La fiebre antitabaquil es espantosa. Te miran malamente aunque vayas por la calle sin molestar a nadie. La gente se ha vuelto loca de momento. No importa el pedazo de derrumbe la de la Bolsa de Madrid, no importan los cuatro millones y medio de parados irreEs una buena idea. Ah, esa primera mesa o primer barril es de gorra, no hay que pagar. Cosa distinta es montar una terraza como Dios manda, en este caso hay que arrascarse el bolsillo y pagarle a la Ciudad Autónoma, como hacen establecimientos como 'Los Pérez' o 'Los Arcos', empresas que despliegan sus medios acoquinando previamente porque tienen mayor capacidad de explotación. La justificación es obvia desde el punto de vista empresarial: Más ganas, más pagas.
Mañana iré 'Los Pérez' a pegarme un pedazo de desayuno biológico de padre y señor mío y, tras engullir las especies, me fumaré un puro a la salud de don Ramón Gavilán, mientras presumo de fumador empedernido, especie en extinción para el señor Rodríguez Zapatero pero para demostrar que presumo de fumador de tronío y categoría porque hasta para fumar hace falta categoría y tronío y porque realizaré un ejercicio de esa libertad de la que nos priva el Gobierno ZP.