Pallasos en rebeldía actuó ayer en la plaza Menéndez Pelayo y tocó temas de actualidad de la sociedad melillense
La cultura y la crítica social han mantenido, desde su nacimiento, un idilio que nunca han mostrado excesivo reparo en esconder. Como mucho, en algunas épocas, la primera se ha visto obligada a embadurnar en maquillaje semántico a la segunda. En España, por ejemplo. Algunos de los grupos de vodevil surgidos durante los primeros años de la posguerra disimulaban sus críticas al nuevo régimen en números cargados de acidez, sátira y sutileza.
Algo parecido es lo que realiza en nuestros tiempos la organización Pallasos en Rebeldía (con ‘ll’, no con ‘y’). En este caso, eso sí, el maquillaje sólo es literal, pues la crítica con la que el grupo impregna su espectáculo no está, ni de lejos, velada. Todo lo contrario. “No existen fronteras”, “Las personas no son ilegales”, “Los payasos están para luchar por la libertad” o “Basta ya de tantos políticos corruptos”, son sólo algunos de los mensajes que Pallasos en Rebeldía intercaló ayer entre número y número. Claros, concisos, directos y, en algunos casos, feroces e ingeniosos. “Una devolución en caliente”, ironizaba uno de los payasos al ser invitado a marcharse del escenario por su compañero.
El lugar elegido a tal efecto en esta ocasión fue la plaza Menéndez Pelayo, donde centenares de melillenses pudieron disfrutar de circo y ácida crítica social, en un espectáculo amenizado por la banda musical Txarengo, que incluyó números de magia, acrobacias, funambulismo y, por supuesto, humor. El show, cuyo lema es “Desalambrando fronteras y corazones” se repetirá hoy a las 17:00 horas ante las puertas del CETI.