El PSOE local rompió ayer su mutismo sobre el último auto del titular del Juzgado de Instrucción nº4, en el que se imputan varios tipos de delitos electorales a Dionisio Muñoz y Mustafa Aberchán, así como un delito electoral continuado a seis dirigentes más del PSOE y tres de Juventudes Socialistas de Melilla. El auto, demoledor, puesto que también imputa un presunto delito de falsedad a Muñoz, Aberchán y el diputado local Amín Azmani, no ha merecido hasta ayer mayor contestación por el PSOE, que a través de Muñoz dice algo tan grave como que “en este caso, hay una confraternización entre quien lleva esta denuncia, que es el PP, y quien desde la sede judicial ha instado un procedimiento en base a todo lo que le ha dictado el PP”. La acusación de imparcialidad contra el juez instructor parece clara y no es casable con que Muñoz a su vez diga que respeta a la Justicia.
Los socialistas han optado por atacar a diestro y siniestro creyendo que la mejor defensa es un buen ataque, pero olvidan que en este asunto no estamos en un debate político sino ante una causa judicial que merece como mínimo respeto. Hablamos de un presunto fraude electoral y por lo menos lo exigible sería un poco más de seriedad.