Le cantaron los pasodobles que presentarán en el certamen de chirigotas melillense y lograron una invitación para acudir a los ceutíes.
Acompañado de su esposa y los tres consejeros y dos directores generales que igualmente se han desplazado a Melilla, el presidente ceutí, Juan Vivas, disfrutó ayer de una actuación anticipada de la chirigota más carnavalera de nuestra ciudad, tal cual ha terminado siendo la de la Casa de Ceuta en Melilla.
Con sus pasodobles a la figura de la madre y un segundo muy bien conseguido en homenaje a las mujeres policías con turnos en la frontera y objeto de ataques desde la parte marroquí durante el pasado verano, los ceutíes melillenses que dirige Ramón de la Cruz no sólo hicieron gala del gracejo gaditano que impregna a los ceutíes, sino que arrancaron del presidente Vivas el compromiso de invitarlos a Ceuta, con ocasión de los próximos carnavales que, en la ciudad hermana, se celebrarán este año por todo lo alto en el marco del nuevo teatro del Revellín.
La delegación ceutí, integrada además de por el presidente Vivas por el consejero de Economía y Empleo, Guillermo Martínez (casualmente melillense de nacimiento), así como por los consejeros de Hacienda, Francisco Marques, y de Fomento, Juan Manuel Doncel, acudió en pleno a la visita “de ese trocito de Ceuta en Melilla” que ha contribuido en gran medida a acercar más a las dos ciudades y que, además, se hace notar positivamente en todas nuestras celebraciones más tradicionales como son la Romería, la Feria o los Carnavales.
“Presidente, presidente”, gritaban en la Casa ceutí de júbilo y alegría tras que un periodista preguntara si la invitación iba en serio. “Por supuesto”, contestó Vivas.
Intenso recorrido
La visita a los ceutíes de Melilla, en la sobremesa tras una comida con miembros del Gobierno de Juan José Imbroda, sólo fue el principio de una larga turné por Melilla que, antes del almuerzo, ya llevó a los gobernantes ceutíes a maravillarse con la rehabilitación y recuperación del antiguo Teatro Kursaal, cuyo coste en obras y equipamiento en torno a los 9 millones de euros, sorprendió mucho a un Ejecutivo que ha gastado hasta 60 millones de euros en el nuevo teatro del Rellevín.
Sorprendidos también se sintieron con la rehabilitación de los almacenes de las Peñuelas, en la que el arquitecto del proyecto, Manuel Quevedo, actuó como guía. Más aún con que su coste haya sido solo de un millón de euros; y especialmente encantados se mostraron con el resto de actuaciones en Melilla la Vieja, así como con las explicaciones que les iba dando de nuestra historia y antiguos recintos el presidente de la Asociación de Estudios Melillenses, Jesús Sáez, y el de la Fundación Melilla Ciudad Monumental, José Vallés.
No faltó al mediodía, en medio de una soleada mañana, el paseo por el remozado Parque Hernández, que ayer lucía pletórico tras su reciente rehabilitación.
Ciudad espléndida
Para Vivas, “en Melilla nadie se siente extraño, pero mucho menos un ceutí. Esta es una ciudad espléndida, que ofrece mucho para el disfrute y que muestra un recinto antiguo espectacularmente conservado, muy bien tratado, cuidado y mimado”. “Creo –añadió- que los melillenses pueden sentirse muy orgullosos de su ciudad y comprendo que respeten, aprecien y valoren a su presidente Imbroda, porque es una persona honesta, íntegra, trabajadora y eficaz. El resultado de sus virtudes se demuestra en la situación en la que se encuentra Melilla: una ciudad cuidada y espléndida, que se ha beneficiado de un cambio evidente en esta última década, en beneficio de esa mayor convergencia que anhelamos con el resto de España y que aquí ha sabido liderar el presidente Imbroda”.
La anécdota de recorrido
Y como todo recorrido, que salvo en las dos horas y media dedicadas al almuerzo, conllevó un largo paseo por la ciudad y algunos de sus nuevos valores más emblemáticos y en vías de recuperación, no faltó la anécdota curiosa: Se sucedió en el foso del Hornabeque, donde la delegación ceutí y los consejeros melillenses que la acompañaba habían llegado, sobre las siete de la tarde, tras un itinerario iniciado en la sede de la Fundación Melilla Monumental y que para completarse con un retorno hasta las Cuevas del Conventico y la Iglesia de la Purísima se quiso acortar con salida por la puerta del mismo foso. Algo que resultó imposible porque ni los bomberos tenían la llave del candado colocado en la verja que comunica el recinto con la Plaza de las Culturas. Al final, el coche oficial se sustituyó por el de San Fernando, y a pie la delegación remontó a la zona más alta de ‘El Pueblo’, no sin antes esperar algunos minutos a que se abriera el paso por el túnel de Santa Ana, por donde se pensaba en principio que no volverían hasta confirmarse el intento fallido de salida hacia la Plaza de las Culturas. Un particular episodio de “atrapados en el foso”, en medio de un anochecer que oscureció el rededor y que serviría para un particular guión al gusto del consumidor si cualquier mente imaginativa gustara de recrearlo.