La chica no es de Melilla y cruzó la frontera este fin de semana. Para sorpresa suya, cuando le sellaron el pasaporte, el funcionario que la atendió le comentó que era profesora en Madrid. ¿Cómo pueden saberlo si ella no lo había dicho aún?
Algo similar le pasó a un guardia civil de Melilla. Pasó la frontera y recibió el comentario gratuito: "Eres guardia civil". No pasa nada con que lo sepan. El problema es que hacen gala de ello para que sepan que más que el país vecino, Marruecos es el Gran Hermano.
Las autoridades marroquíes saben más de nosotros, que nosotros de ellos. Por lo visto su frontera es mucho más inteligente que la nuestra, que lleva anunciando su modernización desde el año 2015.
En teoría las obras de la frontera inteligente se iban a licitar en el año 2016 y todavía estamos en fase tercermundista, esperando a ver si prosperan unas mejoras de las que el Ministerio del Interior no quiere hablar. Los trabajos van más acelerados en Ceuta para sonrojo de nuestra Delegación del Gobierno.
En Marruecos no se esconden. Están orgullosos de tener un sistema de control exhaustivo de los turistas que entran en el país. Lo consiguen, dicen, sólo con el sellado de pasaportes por lo que es básicamente imposible que con esa fórmula se cuelen visitantes incómodos en Melilla. Sólo pueden entrar en la ciudad quienes no tienen cuentas pendientes con la justicia marroquí. Ese filtro no es baladí.
Ese es el argumento del otro lado de la frontera donde, por cierto, la noticia publicada por El Faro que recogía el sentir de los comerciantes de las inmediaciones del paso de Beni Enzar pidiendo que se permita la entrada de vecinos de Nador ha levantado los ánimos alicaídos en una provincia que no ve la hora de retomar la relación de normalidad con España. Lo necesitan como el aire que respiran. Quienes creen que asfixian solo a Melilla, se equivocan, El Rif sufre los daños colaterales.
En El Faro hemos recibido llamadas de vecinos de Nador preguntando cuándo se podrá entrar en la ciudad sin necesidad de sellar el pasaporte. No hay fecha para ello, pero existe la esperanza de que sea el 15 de septiembre, cuando acaba la prórroga de las restricciones del Ministerio del Interior que solo permite entrar en Melilla a las personas con autorización para circular por el espacio Schengen.
Hasta entonces, las autoridades marroquíes seguirán apretando las tuercas en señal de reciprocidad con España y como puede comprobarse, de los 16 puntos acordados el 7 de abril entre el presidente Pedro Sánchez y el rey de Marruecos, Mohamed VI, para retomar las relaciones bilaterales, ahora de manera más sólida, sólo se ha cumplido la apertura gradual de las fronteras de Ceuta y Melilla; la reanudación de la conexión marítima entre los dos países y la inclusión de los puertos españoles en la Operación Paso del Estrecho.
Y justo esto no gusta a muchos melillenses porque a pie de calle no se aprecian las ventajas que compensen tener que soportar la congestión del tránsito de vehículos que provocan los pasajeros de la OPE en la frontera de Beni Enzar. Pero que no se vean no significan que no existan. Si las navieras han reforzado las líneas marítimas en determinados fines de semana de julio y agosto es gracias a la OPE, de lo contrario tendríamos mucho menos de lo que hoy nos parece insuficiente. Tenemos un problema muy serio con el transporte marítimo pese a que tenemos el mejor contrato de la historia.
A más atraques y rotaciones en el Puerto, más tasas se abonan. Algo es mejor que nada y tal y como está la economía, no podemos ponernos tiquismiquis con los únicos turistas que nos visitan este verano.
Para los melillenses es importante que España haga hincapié en que se cumpla la hoja de ruta que Pedro Sánchez acordó con Mohamed VI en el iftar que compartieron en Rabat en abril pasado. Pero eso no está pasando. En estos momentos preocupa el estado de salud del rey tras la suspensión de la Fiesta del Trono que debió celebrarse este 30 de julio.
En Marruecos lo justifican con el aumento de casos de covid, el argumento estrella que sirvió para excusar los dos años de cierre fronterizo en Melilla y Ceuta.
Sánchez y Mohamed VI se comprometieron a avanzar en torno a 16 puntos prioritarios en la agenda bilateral y aunque ha habido muchas fotos y reuniones conjuntas, no tememos nada en concreto en las manos. Los marroquíes, en cambio, tienen el apoyo del presidente español a su plan de autonomía en el Sáhara.
El segundo de los puntos incluidos en la Declaración conjunta hablaba de tratar los temas comunes en un ambiente de confianza, sin recurrir a actos unilaterales. Pues bien, el cerco de Marruecos a los propietarios de barcos de Melilla dice mucho del clima de confianza en el que nos movemos.
De la reapertura de la aduana no se habla. Nadie quiere mencionar la cuerda en la casa del ahorcado. La frontera va camino de su tercer mes abierta y no sabemos si el tema de las piscifactorías marroquíes en Chafarinas está solucionado y tampoco nos hemos sentado a hablar de delimitación de aguas. Todo lo contrario, Marruecos vigila como nunca a los barcos melillenses.
A estas alturas no hay fecha para celebrar una Reunión de Alto Nivel, donde debería abordarse la actualización del Tratado de Buena Vecindad. Sinceramente, los melillenses nos sentimos estafados.
Al titular de " Marruecos el gran hermano ", le falta especificar los nombres de Caín para el hermano marroquí, y Abel para el hermano español.
Marruecos, ¡¡LA GRAN BASURA!!
Tiene que haber una explicación de la ingenuidad, quijotismo, buenísmo y humanismo besugo de los españoles...no tiene explicación. Todos esos valores infantiles del otro lado de la valla no se estilan, a ver si os entra de una vez en la mollera,,,hay más mundo más allá de morroco,, espabilad.