El obispo de la diócesis, Jesús Esteban Catalá Ibáñez, recordó que la Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro vocacional que se celebrará a finales del mes de agosto.
La cruz y la imagen de la Virgen María que visita las distintas diócesis de España con motivo de la celebración de la próxima ‘Jornada Mundial de la Juventud’ (JMJ) que se celebrará a finales del mes de agosto en Madrid, estará en Melilla el próximo 6 de mayo, tal y como confirmó el obispo de la diócesis de Málaga y de Melilla, Jesús Esteban Catalá Ibáñez, en la jornada de ayer.
“La cruz y el icono estarán en la diócesis de Málaga del 1 al 8 de mayo y el día 6 se encontrará en la Ciudad Autónoma para que todos los fieles que lo deseen, los que sean jóvenes y los que no lo sean tanto, puedan participar en los distintos actos organizados con motivo de la celebración de este encuentro de jóvenes que se organizan en Melilla”, expuso Catalá.
La programación de estas actividades se incluye entre los objetivos pastorales de carácter prioritario para este año en cuanto a la trasmisión de la fe cristiana se refiere.
El obispo de Málaga dijo que una de las metas fundamentales de esta iniciativa es que “hay que ayudar a los jóvenes a vivir la fe”, lo que se desarrollará a través de unas jornadas de convivencia, oraciones y demás iniciativas que ya se están llevando a cabo desde las distintas parroquias de la Ciudad Autónoma.
Otra de las metas que pretende alcanzar el Obispado de Málaga durante este año es la implantación del nuevo catecismo infantil ‘Jesús es el Señor’ para los menores que se están preparando para recibir el sacramento de la comunión.
“Se trata de una revolución catequética, un trabajo a medio o largo plazo que propone abandonar la dimensión escolar de la catequesis para convertirse en una actividad religiosa que implica a toda la persona en sí”, afirmó el máximo responsable de la iglesia católica en la diócesis de Málaga-Melilla.
En este sentido, Catalá afirmó que había que romper determinados moldes, puesto que la preparación no deberá ser para la “primera y última comunión”, sino que se tratará de una formación para la “participación en la Eucaristía”.
A juicio del obispo vivir la fe es vivir un proceso personal que afecta a todas las etapas de la existencia, ya sean las “sociales, las políticas, las universitarias y demás ámbitos en los que esté presente un cristiano”.
Así, la formación de los auténticos cristianos es muy necesaria, según informó Catalá, ya que la sociedad “ha cambiado los valores y los criterios y se ha secularizado, se ha alejado de Dios, entrando en el subjetivismo en el que tanto vale tu opinión como la mía, indistintamente de si hablamos de dos ideas diversas”, comentó.
Comunidad viva
Con respecto a la valoración de las distintas comunidades cristianas existentes en la Ciudad Autónoma, después de su tercera visita como obispo de la diócesis, Catalá remarcó que “las comunidades cristianas están vivas y son muy participativas, sobre todo teniendo en cuenta que los cristianos melillenses viven rodeados de personas de otras religiones y ante las que hay que ser muy firmes, y, si no lo eres, abandonas el cristianismo y te conviertes a otra religión, no hay que perder la identidad y la autenticidad de ser cristiano”, afirmó con firmeza monseñor Catalá.
El obispo finalizó diciendo que estaba muy contento con las realidades cristianas de la ciudad aunque los melillenses católicos “deben formarse más en la fe”.