Un grupo de jóvenes, aseguraron, procedentes de Marruecos protagonizaron varios altercados y disturbios en la plaza de España donde está instalada la plataforma.
“Llamamos a la policía en varias ocasiones y no vinieron”, aseguraron ayer varios integrantes de la Plataforma contra la extradición de Ali Aarrás instalada en la plaza de España. Según relataron a ‘El Faro’, durante la celebración de la Nochevieja sufrieron un ataque por parte de un grupo de jóvenes, procedentes de Marruecos, dijeron, quienes protagonizaron varios altercados en los que increpaban a los integrantes de la plataforma que pasaban allí la noche. Varias llamadas a la policía infructuosas sembraron la indignación en el campamento ante la desprotección a la que estuvieron sometidos en una fecha tan señalada.
Les extraña la curiosa coincidencia de que en la frontera, en estos días tan señalados, tradicionalmente, “se tiene más control en el tránsito pero el pasado viernes dejaron entrar a todo el que quiso provocando esta situación”, dijeron a este diario. Y es que ese grupo de jóvenes en cuestión lanzaron algunas proclamas soberanistas “como que Melilla es de Marruecos y frases similares”. Una actitud “harto provocadora” teniendo en cuenta el objetivo y fin del campamento instalado por la Plataforma en la Plaza de España.
A día de hoy, ni la familia y ni la defensa jurídica han tenido una comunicación oficial de la extradición de Ali Aarrás a Marruecos. “No sabemos dónde está, ni en qué cárcel ni en qué condiciones”, reclamó su padre y añadió que “el Gobierno no nos dice nada, el delegado Escobar tampoco y en Marruecos si preguntamos no contestan”.
Aún así, no desisten en su empeño y en la esperanza en que una vez finalizadas las festividades navideñas la Plataforma pueda volver a retomar con ahínco su labor y conseguir respuestas a todas las preguntas que se hacen sobre el paradero de Aarrás. “Lleva más de 20 días en huelga de hambre, le han trasladado de aquí a allí y no sabemos en qué estado de salud se encuentra”.
Y esa es la principal preocupación de sus familiares y todos aquellos que apoyan su causa. A un lado quedan los dimes y diretes entre los grupos políticos de la ciudad y sus acusaciones, como el caso de la amenaza del Partido Socialista de denunciar a la Plataforma por instalar el citado campamento en la plaza de España. “No hemos recibido ninguna denuncia a día de hoy porque tampoco estamos haciendo nada ilegal”, afirmaron desde el campamento.
A partir de la semana que viene, la Plataforma se pondrá en contacto nuevamente con sus homólogos en Bélgica desde donde también se han movilizado varias organizaciones en contra de la extradición del belga, nacido en Melilla, Ali Aarrás.
Esta es la luz al final del túnel para sus familiares, recabar apoyos en España y Bélgica, ante la indignación de una extradición que, primero, “no tendría que haberse hecho efectiva” y, en segundo lugar, “si al final le iban a extraditar ¿por qué han esperado casi tres años?”, preguntó su padre.
Preguntas sin respuesta, por el momento, que mantienen en la angustia a una familia y a la esposa e hija de Aarrás ante el desconocimiento de cuál será el trato que recibirá en Marruecos, “muy probablemente le torturen”, confiesa desconsolado.