Hoy es un día familiar, de marcado sentido cristiano a pesar de las nuevas tendencias consumistas que han hecho de la Navidad más un acontecimiento social y propicio para el gasto y el festejo que una celebración esencialmente religiosa. Aún así, la Navidad está revestida de unos sentimientos de fraternidad que en su valor universal son extensibles a todos los seres humanos, con independencia de sus creencias religiosas, de su agnosticismo o incluso ateísmo.
Desde esa perspectiva de la Navidad, como una celebración fraterna, que nos invita a ser más generosos con cuantos nos rodean, más comprensivos y solidarios, nos sumamos a las felicitaciones que en esta misma edición de nuestro Diario les dirigen las primeras autoridades de la Ciudad .
Melilla es una ciudad plural que en la riqueza de su diversidad está construyendo su fortaleza. Por eso, comparte las fiestas religiosas de sus distintas comunidades desde los valores generales que las inspiran. La Navidad, como fiesta de fraternidad en su sentido más universal, nunca debería desfallecer, como tampoco debe hacerlo la familia en su valor de núcleo principal del orden social. Desde la fraternidad también es posible estrechar vínculos familiares que antes sólo se afianzaban con los lazos sanguíneos.