La asociación ecologista Guelaya se ha mostrado satisfecha este domingo porque se han salvado de la tala los eucaliptos de la plaza del Tesorillo, aunque lamentan que desde la Administración no se valore la edad y el porte de los árboles a talar o trasplantar y sólo se tenga en cuenta si son o no especies protegidas.
En una nota de prensa, la organización ecologista se pregunta por qué para proteger el arbolado de Melilla solo se exige que sea una especie protegida. En opinión de la asociación, esto se hace con la intención de que la ciudadanía acepte algo que ellos consideran inaceptable.
"Esta confusión de lo que es el arbolado urbano y la flora ornamental parece obedecer a un intento de confundir a la ciudadanía para que acepte lo inaceptable: la tala indiscriminada de cualquier árbol que estorbe a sus planes urbanísticos", señalaron desde Guelaya.
La asociación explica además que si se recurre a la legislación vigente en España se puede comprobar cuando se habla de especies protegidas, que la ley se refiere al listado de especies silvestres en régimen de protección especial y al catálogo español de especies amenazadas.
En opinión de Guelaya, el término silvestre es la clave para la Administración a la hora de decidir qué es o no una especie protegida. Si se asume que todas las especies que se crían naturalmente y sin cultivo son silvestres, esto implicaría que todos los árboles que son plantados por los servicios de jardinería municipales no lo son.
Por eso entienden que cuando desde la Administración se argumenta que un árbol puede talarse porque no es una especie protegida están demostrando "falta de conocimiento y sensibilidad ambiental de quienes son responsables del mantenimiento del patrimonio natural de nuestra ciudad".
"El respeto por nuestros árboles no es una obligación legal, es un sentimiento y una actitud bioética, que si no se tiene, no se tiene, porque si se tuviera, se le habría protegido con la aprobación de un reglamento hace muchos años", señalan desde Guelaya.
Desde la organización ecologista consideran asimismo que, de momento, sólo pueden alegrarse de que se salven los eucaliptos de Daoiz y Velarde y avisan de que seguirán peleando por el resto de árboles que ellos consideran condenados por proyectos como los de Santiago o Alcántara.