Muchos melillenses no han terminado de comprender el trasfondo del problema que se plantea a raíz de la extradición a Marruecos del melillense Alí Aarras, conforme a la decisión adoptada por el Consejo de Ministros del Gobierno Zapatero. Se preguntan por qué si se trata de un belga debemos de preocuparnos. Olvidan quienes así piensan que también es un melillense, con familia melillense y española, amén de ciudadano europeo que merece un juicio justo y con garantías.
Marruecos imputa a Ali Aarras que participara supuestamente en los atentados de Casablanca. Ya fue investigado por el juez Garzón, que finalmente dictaminó que no había pruebas contra él.
La defensa de Ali Aarras alcanza y afecta a todos los demócratas que creen en un Estado de Derecho con garantías judiciales que, hoy por hoy, no se dan en Marruecos. Pero además es un acto de solidaridad con una población, la hispanobereber melillense, que ve como la condición de marroquíes que de forma sobrevenida les impone el vecino país por su nacimiento en lo que el reino alauita llama ‘ciudades ocupadas’, prevalece sobre su condición de europeos. El caso de Ali Aarras afecta en realidad a toda Melilla y exige de nuestra solidaridad para que reciba un juicio justo.