Aunque el Gobierno Imbroda también ha reaccionado, hay que reconocer a Ceuta una mayor beligerancia contra el anuncio del Banco de España de cerrar las respectivas sucursales con las que cuenta en nuestras dos ciudades norteafricanas. Lo que, en cambio, no parece de recibo es que el Gobierno central, según trasmitió el ministro Chaves en Ceuta el pasado viernes, se muestre ajeno a la decisión y diga que responde en exclusiva al mismo Banco de España, cuya independencia subrayó en función de sus estatutos.
Más allá de lo que diga Chaves, es evidente que tras los formalismos existe la oportunidad política y que, en este sentido, la ascendencia del Gobierno central respecto de una medida nada positiva para Melilla y Ceuta no puede obviarse.
Aunque el Banco de España asegure que el cierre de sus sucursales no conllevará ninguna merma en la reserva de dinero necesaria para el buen funcionamiento bancario de ambas ciudades, es evidente que la decisión supone una perdida de representación de las principales instituciones del Estado, que en el caso de Melilla y Ceuta resultan más relevantes que en cualquier otro punto de España.