Hace unos días dedicábamos La Jabalina al fallecimiento de una melillense que no pudo ser trasladada al Hospital Carlos Haya porque allí no tenían cama para ingresarla.
Murió sin que en el Comarcal pudieran hacer nada por salvarle la vida porque aquí no tenemos el cirujano vascular que ella necesitaba con urgencia para seguir en este mundo. En Melilla tenemos médicos, buenos, talentosos, trabajadores, pero humanos. Curan, pero no podemos pedirles que además de la sobrecarga que soportan, hagan milagros.
Sin embargo, para que esa melillense siguiera hoy entre nosotros en realidad no hacía falta un milagro sino una mejor gestión política. No sólo de ahora. Debería haberse hecho desde hace décadas. Por eso voy a volver sobre el tema porque en nuestra infinita ignorancia creíamos que éste era un caso puntual, pero no lo es. Es mucho peor que eso.
Según nos explica un médico del Comarcal, nuestra situación supera cualquier precariedad imaginable porque estamos literalmente abandonados a nuestra suerte. Para que se entienda, pongo un ejemplo que conozco: si usted vive en Yecla, un municipio murciano a 100 kilómetros de Murcia capital, y tiene una urgencia médica, usted puede optar por ir al Comarcal de Yecla y si allí no tienen al especialista que usted necesita, lo remiten al hospital de referencia, que es el Virgen de la Arrixaca.
Pero vamos a ponernos en el peor de los casos: suponiendo que en ese momento no hay ambulancia para trasladarle a la Arrixaca, o la Arrixaca no tiene cama, su familia puede llevarlo en un coche, por carretera a la Arrixaca y plantarse con usted en Urgencias y le atenderán sí o sí. Bien sea para ingresarlo en ese centro hospitalario o bien para remitirlo a otro hospital. Eso no garantiza que usted vaya a seguir vivo, pero le da una oportunidad de seguir con vida.
Eso no lo podemos hacer en Melilla. Ahora sabemos que aquí no tenemos un hospital de referencia al que derivar nuestros pacientes. Habitualmente lo hacemos al Carlos Haya de Málaga, pero no porque una institución lo haya dispuesto.
Melilla, como todos sabemos, no tiene transferidas las competencias sanitarias y depende del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa). O sea, no tenemos nada que ver con Andalucía. Y menos ahora que en la Junta gobierna el PP y aquí una coalición de izquierdas, más Eduardo de Castro, expulsado de Ciudadanos.
Por cercanía geográfica, los médicos de Melilla derivan pacientes al Carlos Haya, de Málaga, pero eso no significa que sea nuestro hospital de referencia porque resulta que somos españoles, pero no tenemos ese privilegio que tienen el resto de ciudadanos de este país. Ni PP ni PSOE han conseguido resolver esta anomalía violadora del artículo 43 de nuestra Constitución que garantiza el derecho a la protección de la salud.
No sabemos si durante el reinado del PP de Imbroda en el Ingesa esto se pidió, se negoció o se habló. Lo que sí sabemos es que no se consiguió y que hasta el día de hoy no se ha conseguido.
Nos cuentan fuentes médicas que en Melilla incluso se ha llegado a hablar de poder derivar pacientes a hospitales privados, pero todo se ha quedado en agua de borrajas. Sólo se consiguió alguna vez el año pasado, cuando nos apretó el covid, que pacientes de Melilla fueron atendidos en el Quirón de Marbella.
En estos momentos existe, añaden las mismas fuentes, un mal entendimiento con el hospital de Málaga y todos sabemos quiénes son los grandes perjudicados de ese ruido en la comunicación: los melillenses que tenemos la mala suerte de enfermarnos.
Desde el Comarcal de Melilla se han pedido derivaciones de pacientes al hospital de Sevilla y han sido denegadas. No se trata, nos explican, de montar al paciente en el helicóptero y enviarlo a la Unidad de Urgencias de un hospital de la península. Sencillamente no se permite a los médicos hacer eso porque los traslados hay que concertarlos y eso no es coser y cantar. No se hace de un día para otro. Es más, podría tardar hasta dos semanas en cerrarse.
¿Por qué pasa esto? Porque los hospitales de la península primero atienden a sus pacientes y luego a los de Melilla o de cualquier otro punto de España.
La muerte de la paciente que no pudo ser trasladada al Carlos Haya y murió en el Comarcal de Melilla tiene consternados a los médicos del Comarcal que han abierto el debate sobre el tema. Muchos tienen claro que esto es responsabilidad política.
Cuando nos enfrentamos a este tipo de situaciones, encontramos la respuesta a la pregunta de por qué el Congreso de los Diputados y los parlamentos autonómicos se están llenando de partidos cantonales que sólo buscan barrer para casa. Teruel Existe demostró el poder del voto de un solo diputado y el resto ha tomado buena nota. Tonto el último.
Los grandes partidos nos han decepcionado de norte a sur en este país. Es una vergüenza que a estas alturas descubramos que si mañana cualquiera de nosotros se pone lo bastante malo como para no poder subir por nuestro propio pie a un avión, nos entierran en Melilla.
Cada vez que leo noticias sobre la ampliación del cementerio musulmán o la mejora del tanatorio cristiano no dejo de pensar que al final, nos estamos acostumbrando a que cada vez haya más muertos.
Sé que son mejoras necesarias, que llevaban tiempo aparcadas, pero a mí, leerlo me pone los pelos de punta. Si no nos repensamos nuestro voto, cualquier día nos toca estrenar las mejoras que la Ciudad está haciendo en los camposantos.
¿Habéis visto algún político del Gobierno salir públicamente a dar el pésame a la familia de la melillense fallecida? ¿Habéis visto a alguien prometer públicamente que va a buscar una solución al problema? Pues eso, que al final, como sigamos por este camino, terminaremos estrenado la ampliación de los cementerios. Si nos resignamos, seguro que sí. Para conseguir resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes.
Sinceramente es una vergüenza lo que ocurre, no pensaba, que en mi tierra que es parte de Nuestra España, esté ocurriendo esta situación sanitaria.
Y que pasa con los políticos de ahí, para qué sirven, solo son borregos que aceptan las disciplinas de partido, que sólo se preocupan de sus prebendas y privilegios, sin tener en cuenta al pueblo que son los que los mantienen en sus poltronas y solo se acuerdan de él, cuando vienen las elecciones.
Pues querido pueblo, hay que quitarse las vendas de los ojos y actuar en consecuencia en las próximas elecciones y eso va también para el gobierno central que nos tienen abandonados, como si no fuéramos españoles.
Desde allende los mares siento pesar por mi querida tierra.
Y usted, Sra. Acosta, siga denunciando todas las tropelías que hacen estos representantes de nuestra tierra y más, y no se deje amedrentar, es Usted una valiente con su Jabalina.