Una madre murió en la mañana de este lunes víctima de un accidente de tráfico en Melilla. Intentaba proteger a su hijo para que no fuera atropellado y fue ella la que terminó falleciendo, víctima de las contusiones que sufrió tras ser arrollada en la tarde del 22 de enero en la calle Vía Láctea, de Reina Regente.
Basta con echar un vistazo por la zona donde tuvo lugar el accidente para reafirmarnos en la necesidad de que las normas se cumplan en todos y cada uno de los rincones de nuestra ciudad. Si no podemos aparcar encima de la acera en el Paseo Marítimo, tampoco se puede tolerar que esto ocurra en el extrarradio.
Es deber de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad velar por el cumplimiento de las leyes en toda la ciudad, no en una parte de ella.
Melilla, durante mucho tiempo, ha apostado por el hormigón, por las rotondas y por más tráfico rodado. Poco a poco vamos viendo cómo se va europeizando el centro con cada vez más calles peatonalizadas.
Tenemos que ponernos por objetivo sacar coches de las calles. Con eso nos ahorramos contaminación, combustibles, atascos y, sobre todo, accidentes.
Es difícil explicar por qué en una ciudad tan pequeña como Melilla hay tantos accidentes de tráfico. Este lunes vimos cómo una furgoneta volcó en la carretera de Cabrerizas a las cinco de la tarde. Es inexpliclable que esto pase tan cerca del casco antiguo de la ciudad.
En este caso, el accidente se produjo en una calzada donde existe un radar que controla el límite de velocidad y ni así se respetan las normas.
Ciclistas y peatones sigue siendo a día de hoy, tremendamente vulnerables en las calles de Melilla. Hay mucho por hacer en esta materia, pero eso no podrá solucionar sin un liderazgo de referencia en Seguridad Ciudadana, que ahora mismo es una cartera que está en tierra de nadie.
Nadie se da por aludido cuando decimos que la ciudad está llena de perros deambulando por el centro. Nadie se siente aludido cuando decimos que los peatones seguimos jugándonos la vida en las calles de Melilla. Nadie se da por aludido ante la necesidad de invertir en la señalización de los tramos peligrosos o la colocación de señales con los límites de velocidad en determinadas zonas de la periferia de Melilla.
Es hora de que alguien se tome en serio la inseguridad vial de Melilla y admita la necesidad de invertir en un área en la que literalmente nos jugamos al vida.