Se llama Eluahab Khoudri Yachou, pero en Melilla, su ciudad natal, todos lo llaman Waji. Es policía nacional aunque hasta hace dos años estaba destinado en Madrid, donde nació Carlos M., que se instaló en Melilla este mes de abril por cuestiones laborales. Esta semana se han convertido en héroes de Melilla.
Wabi y Carlos no se conocían de nada, pero este lunes formaron equipo en el rescate de una mujer que quedó atrapada en un incendio desatado en el edificio del número 3 de la esquina de General Pareja y O'Donnell, en el centro de Melilla.
Una vela encendida junto a un belén, el viento y una botella pequeña de alcohol desataron el incendio que sólo ha causado daños materiales.
Cuando los Bomberos llegaron al lugar, el policía y el madrileño no sólo habían sacado a la mujer de su casa en llamas sino que prácticamente habían controlado el incendio.
Waji, el policía, estaba fuera de servicio este martes. Había ido al centro de la ciudad a cambiar unas lentillas en una óptica, cuando vio humo saliendo de un segundo piso y a una señora en un balcón. Inmediatamente se dio cuenta de que había fuego dentro de la vivienda.
Lo primero que hizo fue recomendar a la mujer que no entrara a su casa, que se quedara donde estaba y salió corriendo escaleras arriba a su rescate.
En el interior del edificio se encontró a Carlos, que trabaja en una oficina cercana y que también, sin pensárselo, acudió en auxilio de la mujer encerrada en el balcón de su casa.
Carlos estaba intentando sacar de la pared un extintor para ayudar a apagar el fuego. Finalmente lo consiguió con la ayuda de Waji y ambos empezaron a lanzar rafagazos hacia el interior de la vivienda. Automáticamente se pusieron de acuerdo y se turnaron para acceder con el extintor al interior de la vivienda. Entraron dos o tres segundos cada uno, porque el humo les impedía aguantar más tiempo dentro de la casa.
Waji confiesa que hubo un momento en el que temió que algo estallara en el interior del piso. "Dentro de la casa me daba miedo que fuera a explotar algo. Sé que me asomé y vi llamas en un aparador de madera", comenta a El Faro este policía nacional, que estudió en el colegio Velázquez y en el Instituto Leopoldo Queipo, de Melilla.
En algún momento Waji escuchó el quejido de la mujer atrapada en el incendio, que se dirigía a otra habitación de la casa. No se lo pensó dos veces y se adentró a buscarla. Era tal el humo, que se la tropezó en un pasillo sin darse cuenta y la sacó, dejándola a salvo en los bajos del edificio.
Al poco empezaron a llegar hasta tres dotaciones de Bomberos y Policía Local. La mujer ya estaba a salvo, pero Waji empezó a sentir mareos y náuseas, provocados por la inhalación de humo. Ese fue el motivo por el que tuvo que ser trasladado a la Clínica Rusadir, donde permaneció en observación entre tres y cuatro horas hasta que fue dado de alta.
"No lo pensé. Desde el momento en que ves el humo, sólo piensas en sacar a la señora. Fueron minutos, pero en ese momento estás centrado en la señora", comenta en declaraciones a El Faro.
Reacciones a la actuación de Waji y Carlos
Cuando estaba en la Clínica Rusadir, Waji llamó a un tío suyo que también es policía nacional y le contó lo sucedido. Lo primero que hizo fue decirle que estaba bien y pedirle que no le dijera nada a su madre, para que no se preocupara.
Algo similar hizo Carlos. Cuando le contó a su familia que se había metido en un piso en llamas a ayudar a extinguir un incendio lo primero que le dijeron fue: "¿Por qué no saliste de la casa?"
Él conoce perfectamente la respuesta a esa pregunta: porque quería ayudar. "No me sentí nervioso ni nada", confiesa.
Cuenta Carlos que cuando entró en el edificio sintió olor a madera quemada y preguntó a un compañero de trabajo si había fuego en alguna parte. Se asomó al pasillo y vio a la mujer asomada. Pensó en llamar al 112 y a los Bomberos, pero salió corriendo escaleras arriba.
Pese que él y Waji no se conocían de nada, desde el incendio llevan hablando dos días. La señora rescatada los ha llamado a ambos por teléfono para agradecerles lo que hicieron por ella.
La mujer, que no necesitó atención médica, estuvo preocupada por el traslado de Waji en ambulancia hacia la Clínica Rusadir.
Los hijos de la señora también se pusieron en contacto con Waji y Carlos para mostrarles su gratitud.
"Yo a la señora me la encontré y el hijo estaba súper agradecido. También me he pasado a saludarla para ver cómo está. La pobre, estaba nerviosa", explica Carlos.
A Waji, por su parte, lo han llamado sus jefes de la Comisaría de Melilla para felicitarle por la actuación.
Él tuvo claro desde muy chico que quería ser policía. "No tenía otra cosa en mi mente y aprobé la oposición con 22 años", dice.
En 2010 se incorporó a la Academia de Policía y estuvo destinado siete años en Madrid. Le ha costado mucho venir para Melilla, pero finalmente consiguió el traslado.
Ni Carlos ni Waji se habían visto antes en una situación similar, aunque el madrileño ya tenía experiencia ayudando en algún ataque epiléptico. Los dos admiten que se coordinaron muy bien haciendo turnos para entrar con el extintor en la vivienda y que por eso pudieron rescatar a la mujer en cuestión de minutos.
Ninguno duda cuando se les pregunta si lo volverían hacer. Lo tienen claro: repetirían su actuación.
"Dejas de pensar en ti y te centras en el interior (de la casa incendiada) y en la señora", concluye Waji.
Una de las consecuencias de vivir sin familia al jubilarse.