E STE 31 de diciembre, los melillenses, al igual que el resto del mundo, están obligados a celebrar una Noche Vieja muy diferente otras. La pandemia de coronavirus que ha cambiado por completo nuestra forma de interactuar entre nosotros afectará también a una de las noches más importantes del año. Las restricciones horarias y de movilidad, así como las limitación del número de personas que podrán reunirse para cenar y celebrar la llegada al nuevo año, transformarán por completo una fiesta que tradicionalmente es una de las más celebradas.
Este 2020 que ya termina pasa a los anales de la historia como uno de los peores momentos a los que se ha tenido que enfrentar la humanidad. No solo por el altísimo número de muertes que el Covid-19 ha dejado durante estos meses, si no por el vendaval que ha supuesto para la economía mundial. Desde marzo estamos inmersos en una catástrofe que meses antes no podíamos imaginar y que ha creado un nuevo mundo en el que teneos que acostumbrarnos a vivir.
La llegada de la vacuna, que acaba de comenzar a administrarse, supone un golpe de esperanza para una población que ha sufrido mucho durante este tiempo de pandemia pero la inmunidad que producirá, y que permitirá retomar nuestra vida con más o menos normalidad, es aún un horizonte lejano. Por eso, esta Noche Vieja es imprescindible seguir cumpliendo con las normas sanitarias. No podemos permitir que el deseo de celebración nos haga perder la perspectiva y olvidemos la realidad de la situación que atravesamos, Que se produjeran rebrotes del virus sería terrible para la ciudad, por eso es momento de que todos seamos responsables y no arriesguemos nuestra salud ni la de los demás.
Con toda seguridad, 2021 será una año mejor que el que dejamos hoy atrás y podremos celebrar como se merece la Noche Vieja dentro de un año, cuando la situación sanitaria lo permita. Feliz año nuevo