El presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, ha solicitado durante la conferencia que los responsables de las comunidades autónomas han mantenido con el jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, que se considere a Melilla como una zona económica especial a la hora del reparto de fondos de la Unión Europea para la recuperación.
De Castro desgranó ante Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, las peculiaridades y hándicaps de Melilla, para defender que se tenga un trato especial con la región debido a los diversos factores que perjudican el desarrollo de la ciudad.
Así, se ha puesto sobre la mesa, en una reunión de alto nivel, una realidad que durante años ha sido ignorada por los sucesivos gobiernos nacionales y se ha propuesto una solución que puede suponer un revulsivo para la maltrecha economía de nuestra ciudad. Que se alcanzara este estatus planteado por De Castro supondría una muy buena noticia para Melilla y los melillenses, que verían satisfecha una deuda histórica con la ciudad. Ahora, habrá que ver si tanto Madrid como Bruselas están dispuestas a dar ese paso en beneficio de Melilla.
Respecto al estado de alarma, en esa misma reunión, Sánchez analizó con los representantes de las CCAA el nuevo escenario en el que nos encontramos en la lucha contra el coronavirus y las nuevas opciones con las que, desde el pasado domingo, cuentan los gobiernos regionales para frenar el avance de la pandemia.
Por el momento, en Melilla rigen las directrices generales que han sido aprobadas por el Gobierno central y publicadas en el BOE y no se ha comunicado ninguna nueva orden por parte de la CAM. Ahora, que contamos con herramientas jurídicamente seguras para aplicar en la ciudad, no es comprensible que el Gobierno regional, el primero que solicitó a Madrid la declaración del estado de alarma, no imponga ninguna nueva medida, dejando que pase el tiempo mientras el virus sigue campando por la ciudad. No hay que perder de vista que somos la región con peores datos epidemiológicos en los últimos siete días y que la presión sobre el sistema sanitario de la ciudad es enorme.
Además, la falta de información por parte de la Ciudad está generando una enorme incertidumbre entre los ciudadanos, que no saben a qué atenerse. El tiempo apremia y no se puede perder ni un segundo en implementar las fórmulas que sean necesarias para detener la expansión de la Covid-19.