E L PRESIDENTE del Gobierno central, Pedro Sánchez, anunció ayer un nuevo estado de alarma para intentar doblar la curva de la pandemia de coronavirus que está golpeando con dureza, especialmente a Melilla, a la mayor parte del territorio nacional.
Desde hoy, se ha decretado un toque de queda que, en la ciudad, durará desde las 22:00 horas hasta la 06:00 horas. Además, el documento del Gobierno nacional contempla otra serie de medidas que las Comunidades pueden tomar dependiendo de la gravedad de la pandemia en cada territorio.
En Melilla, una de las regiones más castigadas durante la segunda ola del virus, con más de 1.000 casos activos y con la UCI del hospital Comarcal cerca del límite de su capacidad, es preciso que se hagan uso de todas las herramientas que se han puesto a su disposición para doblegar al Covid-19.
Ya no caben excusas, la Justicia no va a tirar las ordenes de la Ciudad y los datos epidemiológicos no dan pábulo para andarse con medias tintas. La situación de Melilla es grave, probablemente la más grave de España, y no se entendería que ahora que se cuenta con el respaldo adecuado no se pusieran en marcha las restricciones necesarias para controlar los contagios.
Además, es importante que los ciudadanos sean conscientes de la situación en la que nos encontramos. La Ciudad debe invertir en pedagogía y hacer ver el riesgo que corremos, y al que exponemos a los que nos rodean, si no cumplimos con las normas sanitarias. Hay que explicar, sin aspavientos pero con firmeza, que no se van a permitir las mismas actitudes irresponsables que se han admitido durante los anteriores meses.