Los celadores del Hospital Comarcal han tenido que salir hoy a la calle para exigir algo que parece de sentido común: formar parte del área sanitaria. Aunque no lo parezca, están dentro de la gestión de administración y eso implica una serie de discordancias con el trabajo que realizan y que se ha visto de forma notable durante la pandemia. Los primeros días de los casos de COVID-19 en el Comarcal no tenían equipos de protección individual (EPI) porque el área administrativa no contaba aún con ellos y el área sanitaria no se lo podía dar porque no pertenecían a esta parte de la gestión.
Por ello, han reivindicado que se reconozca la labor de este colectivo profesional. Los celadores son los primeros que reciben al paciente. Son los trabajadores que acompañan al enfermo en todo el recorrido que tenga que hacer en el centro hospitalario o en un centro de salud, desde hacerse pruebas a ir al quirófano y hasta que le dan el alta.
El secretario general de CCOO de Melilla, Paco López, acompañado de la delegada sindical de la Federación de Sanidad de UGT, Maribel Alcalá, destacó que esta concentración, a la que acudió un gran número de personas, que acompañaban a los celadores en la reivindicación de la mejora de sus derechos laborales.
López indicó que en el año 1986 se establecieron las funciones de este colectivo y al no haber una titulación específica para desarrollar este trabajo, se encuadró dentro del área de gestión, en lugar de pertenecer al área sanitaria del centro hospitalario. Para ser celador no se exige más allá de contar con el título de Secundaria y pasar las pruebas para entrar en las bolsas de trabajo.
Pero durante esta pandemia, al no pertenecer a los equipos sanitarios, están de forma independiente a estos cuando realmente hacen funciones más ligadas a la atención del paciente que a la administración. El sindicalista aseveró que los celadores son los primeros que reciben al paciente y son los últimos que están con él porque llegan a acompañarle hasta el exterior del centro si lo precisa.
“Son un equipo de trabajo y está muy ligado al área sanitaria. De hecho, en los temarios que han salido para las oposiciones son sobre temas sanitarios, pero no están dentro de esos equipos. Por lo que es una reivindicación a nivel nacional que los servicios de salud hagan esta modificación”, aseveró López que indicó que en el caso de Imserso o de Defensa sí que forman parte de la gestión sanitaria.
El secretario general de CCOO de Melilla indicó que los celadores han tenido problemas los primeros días para contar con los EPI para hacer frente a la COVID-19. Iban independientes de auxiliares de enfermería, enfermería y médicos; y además, en el caso del área de administración pues no precisaban de los mismos trajes que un celador. En este sentido explicó que un administrativo no está en contacto con el paciente como un celador.
UGT también destacó la necesidad de reconocer de una vez ya a este personal como parte del sanitario. Remarcó que hay que dar importancia a la labor que realizan estos profesionales por su cercanía con el enfermo. Aseveró Alcalá que al ser el último eslabón de la cadena, son los más perjudicados, olvidados y sufren discriminación respecto a otros colectivos.
El Ingesa ni responde
Por otro lado, López explicó que el Ingesa no se ha manifestado aún sobre este tema. Subrayó que ni responde a estas reivindicaciones, pero remarcó que la orden en la que están regulados los celadores es del Insalud de 1986.
Es más, el sindicalista indicó que esa normativa incurre en la actualidad en una ilegalidad. En este reglamento se indica que cuando un hombre tenga que ser rasurado para someterse a una operación, no puede hacer este trabajo una auxiliar de enfermería, que aquel entonces entenderían que serían todas mujeres, sino que tiene que hacer esa labor un celador, porque supondrían en 1986 que todos son hombres en esa categoría profesional. De manera que el secretario general de CCOO en Melilla dijo que todo esto incurriría en una ilegalidad con la normativa de igualdad que hay en la actualidad en todas las administraciones.
López reiteró que hay que cambiar esta normativa y modificar unas funciones que en 1986 estarían bien, pero que ya han pasado ya 36 años es preciso modificar para adaptarla a la realidad. Sin embargo, el Ingesa no se quiere reunir y no se puede hacer este cambio.
Cambiar las categorías profesionales
El sindicalista también apuntó que en el Estatuto General de Trabajadores se recoge que se puede estudiar y modificar las categorías profesionales siempre que haya informes que recomienden esta cuestión.
Asimismo, argumentó que se está estudiando que los celadores tengan un certificado profesional para poder ejercer sus funciones, pero “ahora se ven discriminados por el simple hecho de que para ejercer esta profesión no había un título ni se exigía”.
Un mini cuarto de descanso
Una muestra de que este colectivo es el último en el que piensan en el Comarcal es que tienen un mini cuarto en el que poder descansar durante su jornada laboral. Hubo que hacer reestructuraciones con los cambios que se adoptaron para adaptar el centro hospitalario a la atención de pacientes con COVID-19, pero para estos profesionales se les dejó un cuarto muy pequeño en el que no pueden cumplir las medidas de seguridad. Antes de la pandemia contaban con otro más grande y se preguntan si no lo pueden recuperar, porque el hecho de ser celadores no implica que no merezcan un descanso en un espacio adecuado como lo tienen el resto de categorías profesionales del Comarcal.
Tampoco se consideran personal sanitario a los técnicos de emergencias (FP de grado medio), no sé porqué se le tendrían que considerar a ellos.