La pandemia de coronavirus ha provocado la cancelación de actos como las fiestas patronales o la noche de San Juan. O el conjunto de actividades lúdicas y culturales de todo el verano. Ahora, resta por saber si la Pascua del Sacrificio, que está prevista para finales del mes de julio, se celebra o no. Como ejempleo tenemos a la ciudad hermana de Ceuta, donde el gobierno local ha decidio no dar luz verde a la celebración de este año. O al menos, no se hará como en otras ocasiones.
En principio, todo a punta a que si se han suspendido todos los acontecimientos de este verano, sea cual sea su naturaleza, no iba a suceder algo contrario con la Fiesta del Sacrificio. Porque resulta que lo primero ahora mismo es la salud.
Nos encontramos en un peligro, seguramente mayor, que cuando nos encontrábamos todos confinados en nuestros domicilios. Ahora existen los contactos en la calle y aumenta ese peligro concreto. Por tanto, es cuando más cuidado se debe tener de todos modos. Cualquier posible rebrote no solamente sería dañino para una población que ha logrado superar una situación verdaderamente desconocida. Pero lo que verdaderamente sería una desastre lo encontraríamos en el tema económico porque no se aguantaría una nueva suspensión de las actividades durante dos meses como sucedió a partir de marzo.