NO sirve para nada la separación entre las dos ciudades. Hace unos días se produjo una reunión entre los Gobiernos de Melilla y Ceuta en la capital malacitana con la intención de poner en común determinados puntos de vista entre los dos Ejecutivos. Sin embargo, parece que tras este encuentro hay un distanciamiento, de manera principal, entre Vivas y De Castro en relación con lo que se puede considerar como la medida estrella que el presidente ceutí puso encima de la mesa: aplicación de la eliminación de la excepción del Tratado de Schengen, una excepción puesta en práctica desde hace más de veinticinco años.
Una medida que significa, en relación a Melilla, que los ciudadanos que residen en la provincia de Nador tiene acceso a Melilla con la simple presentación del pasaporte y no necesitan para nada el visado. Lo que defendía el presidente ceutí era que las fronteras de ambas ciudades son lo suficientemente permeables para que nuestra autoridades no sepan lo que nos entra normalmente. Desde su punto de vista, la puesta en marcha de la eliminación de esta excepción supondría que la entrada de inmigrantes marroquíes adultos y menores, además de argelinos no se produciría, lo que eliminaría, de entrada, gran parte del peso que las dos poblaciones están sufriendo con esa inmigración ilegal procedente de Marruecos a todos los niveles.
Bien hay que decir que esta medida, por ejemplo, ha encontrado contestación en Ceuta por parte de determinados partidos políticos y centrales sindicales. Pero también el presidente De Castro vino a decir que tampoco era partidario de la eliminación de la excepción del Tratado de Schengen.
Hace más de veinte años que se puso en marcha una unidad de acción entre los gobiernos de Melilla y Ceuta. Una unidad de acción que ha funcionado a lo largo de los últimos cuatro lustros, seguramente, porque ambos Ejecutivos han estado en manos del mismo partido, en este caso, el PP. Lo que no ha quitado que también ha pasado esa unidad por determinados problemas en momentos muy determinados, aunque luego terminaban por resolverse.
Pero ahora la situación es distinta. En esa mesa de la reunión de Málaga estaba por un lado el Gobierno de Ceuta, todos integrantes del PP, pero en el caso de Melilla se encontraban el presidente (Ciudadanos), la vicepresidenta y consejera de Presidencia (PSOE) y la consejera de Hacienda (Coalición por Melilla).
Todos hablaron de buena voluntad, pero luego esa buena voluntad se debe traducir, sin ningún tipo de obstáculos, en resultados determinados.
Vuelvo a repetir que Melilla y Ceuta, por propia necesidad, por tener reivindicaciones comunes ante el Gobierno de la Nación y ante Europa, porque se ha demostrado que la unidad de acción es positiva, deben resolver sus diferencias, si existieran, y presentar un documento conjunto de necesidades ante el Gobierno de la Nación y ante las Cortes Generales. Se ha demostrado que se ha funcionado muy bien con esta fórmula. Y ahora nos encontramos, nos guste o no, ante una situación que algunos califican de histórica y otros de urgencia. Por ello, la obligación que tienen nuestros dirigentes es de ponerse de acuerdo, ya que aunque los gobiernos sean de diferente color político, hay mucho más que les una que les separe.