EL ÚLTIMO ‘Informe del mercado de trabajo estatal’, publicado por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo, coloca a Melilla en el vagón de cola, junto a Ceuta, del empleo en España. La ciudad registra una tasa de desempleo del 23,85%, muy por encima de la media estatal que se sitúa en el 14,45% y años luz de la más baja, la de País Vasco con un 9,58%.
De los casi 40.000 melillenses que se encuentran en edad de trabajar, algo más de 9.000 no lo hacen y la tasa de empleo de Melilla es la sexta peor de España.
Por sectores, el más perjudicado es el de servicios, que aglutina a una tercera parte de los parados locales, aunque también es el que más empleo genera, casi 28.000 puestos de trabajo.
Si ha descendido la demanda de empleo. El número de solicitantes ha bajado casi 10 puntos, donde más ha caído de todo el país.
Los datos de este informe vuelven a poner negro sobre blanco la incapacidad de nuestro tejido económico para generar empleo. Melilla no logra despegarse de las últimas plazas, tanto a nivel nacional como europeo, y los sucesivos Gobiernos llevan años sin dar con la tecla apropiada. El desempleo en Melilla parece endémico y eso es algo contra lo que hay que revelarse. Los Planes de Empleo no pueden ser la solución a una situación que no es sostenible y hay que dar un giro de 180 grados en la política de trabajo.
Este debería ser uno de los principales focos de trabajo de la Administración local y del Gobierno central a través de la Delegación de Gobierno. El Ejecutivo de la Ciudad tiene intención de lanzar una gran oferta pública de empleo, veremos que resultado tiene pero Melilla no puede seguir soportando este nivel de paro. Además, los problemas en la frontera no harán más que acrecentar el problema. Melilla tiene futuro pero urge actuar.