Juan Diego Román es responsable de la sección sindical de Correos y ha sido elegido durante cuatro años más para defender los intereses de los trabajadores de esta empresa. “Somos un instrumento. Hay que hacer de sus necesidades nuestro trabajo. Intentaremos mejorar las condiciones laborales”. Román afirmó que todo el trabajo que desarrolla CCOO es gracias al esfuerzo de Cristian Gómez Alvado, Margarita paredes López, Francisco Veira Font, Mustafa Lahabib y Carmen Paredes.
–¿Cómo está la situación?
–Llevamos un tiempo de calma tensa porque siempre se anda cogidos por pinzas, sobre todo, en el reparto. Con esto quiero decir que en cuanto se produce una baja, un compañero coge vacaciones, un permiso o un día de asuntos propios, repercute en el resto porque se acumulan paquetería, notificaciones y certificados. Todo eso con que solo haya una ausencia. El año pasado por vacaciones de verano se llegó a realizar dos días de huelga porque no había un plan bueno de cobertura de vacaciones. En este año al menos nos gustaría que la cobertura fuera como el pasado año y los compañeros no pasen un verano difícil. Llevan mucho trabajo en sus espaldas con las dos elecciones.
Estamos con una ratio de enfermedades menores bastante importante con respecto a otros años porque la gente viene muy fatigada y el sistema de trabajo debe cambiar. El volumen de cartas no ha descendido, pero sí que ha aumentado el de paquetería y eso necesita de unos requisitos y de una forma de trabajar diferente para que no repercuta en la salud de los trabajadores.
–¿Cómo han vivido las elecciones?
–Al final ha sido más tranquilo de lo que se esperaba. Pero el cruce de acusaciones que hubo entre partidos políticos metiendo a los trabajadores de Correos por medio no está bien ni nos parece bien. Nos queda claro que somos profesionales, que trabajamos escrupulosamente cuando son procesos electorales y que intentamos que salga todo lo mejor posible. Pero ha sido una campaña dura, en el sentido de que en abril la propaganda electoral llegó muy tarde y en mucha cantidad. Tuvieron muy poco tiempo los compañeros para repartirla sin poner en riesgo su propia salud. Al final salió bien.
En cuanto a las elecciones de mayo, sí que tuvieron más tiempo de repartir la propaganda. Pero, entre unas cosas y otras, han sido campañas duras. Se esperaba también más votos por correo, pero al final hemos andado por debajo de otros años en Melilla, pero por encima de la media nacional.
–¿La paquetería sigue llegando en gran volumen?
–Sí. Los compañeros se están dejando literalmente la piel en este sentido. Intentan que todo el mundo tenga su paquete el mismo día que llega a Melilla y, si no al siguiente. La verdad es que la labor que hacen es digna de mención por todos, desde el sindicado a la empresa o los ciudadanos. De hecho, también los partidos políticos podrían haber agradecido la labor de estos compañeros. Lo mismo que nos dijeron malas palabras, una vez que ha salido todo bien, podrían haberlos felicitado. Lo cierto es que todo el mundo que ha querido votar por correo lo ha podido hacer. Y todos han tenido la propaganda electoral en sus buzones. Se han puesto tantas trabas y se ha puesto en duda su profesionalidad, por lo que es de recibo también decir que lo han hecho bien. Son merecedores de una mención pública.
–¿Cómo se podría cambiar el sistema de trabajo?
–El personal de a pie no puede asumir mucha de la paquetería que se recibe porque no hay espacio en el carro de reparto ni en los buzones de alcance. Habría que aumentar la capacidad de transporte sin que se aumente el peso. También reforzar con personal es otra vía a corto plazo que se puede adoptar. Es decir, se podía poner a un empleado con una furgoneta para llevar a las casas la paquetería que no puede asumir el resto de compañeros.
–¿Las instalaciones están bien? ¿Se han quedado pequeñas?
–La oficina principal se ha quedado ideal. Tiene una alta capacidad para la admisión de paquetería, sobre todo, la de gran volumen. Pero sí que es cierto que la unidad de reparto se queda un poco pequeña. Hay más personal por la entrada de los repartos de notificadores del turno de tarde, ya que por ley hace cuatro o cinco años que se obliga a hacer un reparto de las notificaciones por la mañana y en el mismo día también por la tarde. De esta forma, hay diez notificadores en el turno de tarde. Debido a eso se ha reducido un poco el espacio. Aunque no se convive a la vez, puesto que los carteros están por la mañana y el resto por la tarde, tienen que compartir la misma oficina y motos. Aunque no lo parece hay momentos en los que se ven apurados.
–¿Cómo va la relación con la aduana?
–Lo que son los paquetes que salen de Melilla tienen las mismas dificultades y problemas que hemos tenido hasta ahora. Es cierto que los trámites se agilizan porque la gente está acostumbrada, pero el proceso sigue siendo igual. Mandas una prenda para un familiar y te lo retiene aduana y le pide el precio el IVA y los gatos de tramitación. Esto influye negativamente en que haya más tránsito de paquetería de Melilla a la península.
En cuanto a la entrada, se funciona perfectamente con la aduana. Se intenta que los paquetes comerciales pasen por la Guardia Civil lo más rápido posible. En este sentido, los agentes también hacen que este trámite sea breve. El volumen sigue siendo el mismo y nos gustaría que entraran más paquetes de Melilla a la península, pero esas dificultades con la aduana hace que la gente se lo piense.
–¿Cuáles son las particularidades de Melilla respecto a otras oficinas?
–Nosotros tenemos la particularidad de que convivimos como sección sindical con nuestros compañeros. Somos la familia de CCOO. Nos conocemos de toda la vida. Somos más que representantes sindicales y trabajadores. Nos quedan cuatro años para trabajar. En cuanto a la oficina, es un ambiente cerrado a nivel profesional porque la promoción vertical y horizontal no es tan fácil porque no hay tantas posibilidades como en la península y es difícil contentar los objetivos de los compañeros.
–¿Y de la ciudad?
–Aquí hay dos grandes dificultades. La primera de ellas son las direcciones que muchas veces la gente no identifica bien su calle o no la cambia en los bancos o facturas varias que tengan domiciliadas. Otra particularidad de Melilla es la orografía. No son barrios estructurados o cuadrados. Hay zonas que aumentan de población y volumen de viviendas. Antes el Real eran viviendas bajas y ahora hay más pisos y eso, quieras que no, influye en el trabajo.