El proyecto de remodelación y revitalización del Barrio del Rastro sigue sumando elementos a fin de cambiarle el rostro al sector. Se trata de convertirlo en un centro cultural y, manteniendo la esencia, también que sea un lugar para que los melillenses sigan haciendo sus compras en puestos más vistosos e higiénicos.
Por ello, la Consejería de Cultura diseñó unos tenderetes ambulantes, que a su vez son decorativos, en el que el comerciante con solo tener el carnet de manipulador de alimentos, los permisos y una serie de elementos que solicitaría la Consejería de Presidencia y Salud Pública o Seguridad Ciudadana, según sea el caso, podrían darse en concesión.
Así lo explicó la consejera de Cultura, Fadela Mohatar, quien señaló que están trabajando en la construcción del prototipo para presentárselo a la consejería correspondiente.
Venta en la calle
La consejera de Cultura sabe que es muy complejo acabar con el problema de la venta ambulante porque Melilla es frontera con un país donde la renta per cápita es muy inferior, y perseguir esa práctica de venta ilegal es difícil, desde el punto de vista sanitario y policial.
La revitalización del Rastro es un proyecto que lleva a cabo la Ciudad Autónoma, y que poco a poco va dando pasos para cambiar completamente la cara del sector. Mohatar conoce que muchos melillenses van al Rastro porque les gusta la venta ambulante, así como el regateo de las cosas más económicas.
Por las calles del sector hay vendedores ofreciendo frutas, verdura, pan y dulces. Sin dejar de lado las preferencias y gustos de los melillenses, el objetivo de estos puestos es que la venta ambulante se haga en las condiciones más higiénicas y sanitarias, “que la puedan ejercer de una forma ordenada y atractiva, será un modo de sustituir una cosa por la otra”.
Cambios
Hasta ahora, están en la fase de construcción del prototipo y a partir de allí, plantearlo a la consejería competente fabricarlo y sacarlos a concesión.
“Creo que cuando comience a haber por la calle principal, los puestos tan bonitos y decorativos, pues el que se pone en el suelo perderá un poco su fuerza. Pero también espero que la gente deje de comprar al que está en el suelo y lo haga en el que está en el puesto”, indicó Mohatar.
La remodelación del barrio Hebreo es un macro proyecto que contempla varias áreas y en el cual incluyen a los vecinos, promoviendo la participación ciudadana como hilo conductor.
La Consejería de Cultura está trabajando desde hace unos meses en el sector. La remodelación del Rastro tendrá una duración de cuatro a cinco años, indicaron las autoridades en la presentación del proyecto.
Actualmente hay diez personas que informan a los vecinos y comerciantes en la gestión de los residuos sólidos, con el objetivo de ir educando a la ciudadanía para tener una ciudad más limpia y amena. Con el proyecto buscan mantener la esencia del Rastro, pero hacerlo un lugar más amigable y convertirlo en un centro cultural.