La presidenta de la Comunidad Islámica Al-Ihsan, Mimuntz Mohamed Hammú, explica que el mes sagrado de Ramadán es un mes de misericordia, de perdón y de solidaridad. Afirma no es necesario comprar delicatessen para romper el ayuno ni preparar grandes platos, sino vigilar que los vecinos con menos recursos tengan comida. También asegura que lo importante de ir a las mezquitas tras la ruptura de ayuno no es mostrar las ropas nuevas, sino hacer un rezo de adoración a Dios.
–¿Cómo surgen la idea de hacer esta comunidad islámica?
–La entidad la iniciamos mujeres como asociación de mujeres. Pero no se aceptó en el registro de entidades religiosas porque una asociación es un nivel por debajo de una comunidad y debíamos depender de una comunidad. Pero eso no nos interesaba. Nos hicimos una comunidad, pero al ser sólo de mujeres no lo aceptaron por la Ley de paridad. De manera que se incluyeron a hombres y nos constituimos como comunidad islámica. Y la verdad es que creo que ha sido mejor así y nos ha venido mejor. Aunque en la directiva solo hay mujeres, pero en la entidad también trabajan hombres.
–¿Cuáles son los objetivos que os llevaron a constituir la comunidad? ¿Siguen vigentes?
–Entendemos que la base de todo progreso es la educación y la formación. Empezamos a trabajar, sobre todo, por la mujer. Tenía y sigue teniendo aún una voz menor en todos los ámbitos. Tiene menos grado de participación, reconocimiento y visualización. Por ello, comenzamos a trabajar con el colectivo de mujeres para que ellas se formaran en la religión islámica como ortodoxia y también como sistema de vida. En el Islam se recoge la importancia de la formación. Entendemos que tienen que ser ellas mismas las que se formen, las que estudien y, de alguna manera, trasmitan, como papel para ellas en todas las culturas, esos conocimientos del Islam.
Era una manera de fomentar que las mujeres musulmanas participaran más en el ámbito social, económico y religioso.
–¿Están alcanzando esos objetivos?
–Estamos andando hacia ellos. Pero las cosas van muy despacio. Además, no sólo trabajamos con las mujeres. No estamos de acuerdo, para nada, en que la mujer se ocupe solo de las cosas que se entienden que son solo de mujeres, como tampoco nos parece acertado que los hombres hablen en nombre de las mujeres. En este sentido, por ejemplo, cuando hablamos de la mujer en el Islam, entendemos que quien debe hablar debe ser una mujer no un hombre. Por lo tanto, estamos trabajando en todos los ámbitos esta formación, tanto mujeres, como niños y cualquier persona que precisa una de nuestras actividades.
–También ha habido una evolución en esas actividades desde que comenzó la comunidad.
–Empezamos con pocas y ahora son más. Pero ahora estamos en un proceso de reflexión. Las comunidades islámicas trabajan cada vez menos. Y hay dos factores que influyen en esa situación. Por un lado, está el Estado, en el sentido que se subvenciona poco a estas entidades. Pero yo no cargo la responsabilidad solo sobre el Estado. Porque el segundo factor es que los musulmanes parece que nos pensamos más algo básico en el Islam como es el mantenimiento de la trasmisión del conocimiento islámico a los propios musulmanes. De ahí que creo que los musulmanes deberían invertir más, aunque no sé de qué manera, en el mantenimiento de sus organizaciones. Al fin y al cabo, trabajamos el Islam y esta religión nos pertenece a nosotros y no al Estado, aunque la población islámica sea española y el Islam sea español.
Deberíamos contar con una situación similar a otras religiones, como la católica, aunque entendemos que esta religión tiene más tiempo en España y cuenta con una estructura a la que no podemos parecernos. Pero sí que me gustaría que miraran más hacia las organizaciones islámicas, sin perder los propios musulmanes la responsabilidad que tenemos de autosubvencionarnos.
Lo que ocurre es que cuando nos organizamos como comunidad islámica no teníamos recursos financieros para empezar buenos programas. Al inicio contamos con socios y unas personas que creyeron en la entidad. Ahora ya necesitamos la colaboración del Gobierno local y de una ONG llamada Pluralismo y Convivencia.
Vamos a seguir en la misma línea de cuando comenzamos.
–¿Qué actividades ofrecen?
–Además de la lengua árabe, que eran clases abiertas para todas las personas que quieran aprender, no sólo para la comunidad islámica. Aceptamos a todas las personas que precisen de formación o de nuestras dependencias. También se dan clases de Islam. Asimismo, ofrecemos asesoramiento y orientación. También se ha ofrecido mediación social en el significado más amplio.
Asimismo, ofrecemos todo tipo de cursos. Hay uno de habilidades sociales, que consideramos que es tan importante para todos los perfiles, porque no sólo ayuda a la hora de buscar trabajo, sino de relacionarte con los demás. Además, hemos dado cursos de redes sociales, el Islam en España, mujer y salud...
De esta forma, también damos clases de taywid, que es la correcta lectura del Corán. Hay quien lo lee con musicalidad y otros no. Pero hay que hacerlo de forma correcta porque se dice que es la manera en la que el ángel Gabriel reveló el Corán al profeta Mahoma.
–¿Las mujeres son mayoría y los hombres son menos participativos en estas actividades?
–Sí son menos participativos. Pero han venido a recibir clases de árabe. También dimos un curso de preparación matrimonial en el que vinieron las parejas. Pero suelen participar más niños y adolescentes y las mujeres.
–¿Cambiarán las actividades por el mes de Ramadán?
–En el mes de Ramadán se intensifican las lecturas del Corán. Es el mes de la adoración y, por lo tanto, se intensifica más la lectura del Corán y todo tipo de actividades relacionadas con el mes. Organizaremos charlas o talleres sobre alimentación, salud y cuestiones relacionadas con este mes sagrado. Además, como las personas solemos ser más solidarias en Ramadán muchas familias nos hacen llegar productos o alimentos para que desde la comunidad se reparta a personas necesitadas. Eso es algo que siempre hacemos. El pasado año lo organizamos con Islamic Relief. El anterior, se organizó una ruptura de ayuno para la población del CETI, pero el año pasado no pudimos hacerlo por no encontrar un espacio grande. Nos gustaría este año recuperar esa ruptura de ayuno solidaria.
–¿Qué significa para la comunidad el Ramadán?
–El mes de Ramadán es el noveno mes del calendario lunar. Es uno de los cinco pilares del Islam. Espiritualmente, podemos decir que es el mes de la revelación, es decir, en el que el profeta recibe la primera aleya. Es un mes que se considera el mes del perdón en el que el musulmán debe intensificar su adoración a Dios. Es un mes de adoración, aunque tenga tres vertientes. En este sentido, hay una fisiológica porque es un mes de ayuno que salud para el cuerpo. También es de solidaridad, porque las personas deben ser más solidarias con las que lo pasan mal. En este mes te das cuenta de que hay personas que no se pueden alimentar todos los días. Nos quedamos sin comer desde que amanece hasta que atardece pero eso para otras personas es algo habitual por la falta de recursos. Desde que sale al sol hasta que se pone, las personas no pueden beber ni comer ni mantener relaciones sexuales. Esta es la parte orgánica.
Pero luego es un mes solidario porque no consiste en que se deje de beber y comer, sino en el comportamiento que debes tener con los demás. Si una persona deja de comer, pero insulta, se enfada o provoca situaciones agresivas, ese ayuno puede no estar reconocido por Alá.
Espiritualmente hay que estar más vinculado a Dios. Siempre debemos estar pensando en él, pero en Ramadán se mira más tu comportamiento y tu adoración a Alá. Rezas más. También por eso se va a las mezquitas tras la ruptura del ayuno.
Hay dos cuestiones que quiero remarcar. Por un lado, es importante que dejes de comer porque el Islam te dice que debes dejar de comer. Pero es fundamental también que las personas que ayunen se den cuenta de que no hay que preparar comida para congelarla de delicatessen o comidas especiales. En Ramadán debes comer con lo que haya ese día, lo que puedas preparar, un menú sencillo. Además, hay que estar pendiente del vecino o del conocido que sabes que no puede romper el ayuno porque no tiene alimentos. Ésa es la solidaridad de la que se habla en el Islam.
Si yo dejo de comer y de beber, pero luego rompo el ayuno con grandes comidas y el vecino no tiene ni un plato de jarera o una pieza de fruta...
Otra cuestión que hay que tener en cuenta son los rezos en las mezquitas. Vamos a la mezquita a adorar a Dios porque llega antes o con más fuerza. Pero hay que entender también que la intención de ir a la mezquita debe ser la adoración a Alá, no es una forma de enseñar ropa nueva. Debes ir a la mezquita para adorar a Dios junto a otras personas porque haremos que llegue más.
–¿Hay algún día más especial?
–Pues hay una noche especial que es la noche del destino, Laylat al-Qadr, que es en la noche del 26 al 27 de Ramadán. Ese día fue cuando se reveló la primera sura al profeta.
También es importante decir que en el mes de Ramadán la luna debe ser vista porque así se establece en el Corán. Hay una discusión ahora sobre si hacer caso o no a la astronomía, pero es importante que las personas vean la luna porque así viene detallado en el Corán. Pero no sólo es esto para el inicio, sino también para el final de Ramadán. Si no se ve, se hacen 30 días.
Es un ayuno que cuando se revela por parte de Dios dice que ya dio ese mensaje a otros pueblos porque hay ayuno en otras religiones como la judía o la cristiana.
Es un mes de misericordia, de perdón y de solidaridad, además de la parte fisiológica y orgánica.