Muchos melillenses eligen el parque de perros para que sus mascotas jueguen, corran y socialicen con otros animales.
Sin embargo, según cuentan los usuarios de este lugar, presenta unas “condiciones lamentables y está olvidado por la consejería de Medio Ambiente de la ciudad”.
Pablo Pérez es uno de ellos. Hace ya varios años que trae al parque a su perra Reina y explicó que las instalaciones, en lugar de ir mejorando poco a poco, cada vez van a peor, “a pesar de que este es el único lugar de la ciudad en el que legalmente podemos soltar a nuestras mascotas, hay una evidente falta de mantenimiento”.
“Todo parque de perros necesita tener un doble puerta en la entrada”, dice Pérez. Este no la tenía, “lo cual era muy peligroso”. Explicó que los perros que hay dentro van a recibir a la puerta los que entran “y por mucho cuidado que tengas se escapan y estamos frente a una carretera, por cada perro que entraba, salían dos, así que varias veces hemos estado a punto de tener una desgracia”. Por eso mismo. decidieron ellos mismos construir la segunda puerta. “La hicimos nosotros hace un año con restos de hiero y madera que nos fuimos encontrando por ahí”, contó Pérez.
El suelo del parque canino es otro de los motivos de sus quejas. “Es suelo es de tierra, no hay zonas verdes y además esta todo lleno de agujeros”, dijo Pérez. Y añadió que los perros van escarbando en el suelo y que les toca a ellos taparlos para que no haya accidentes. Además hay una zona, junto a uno de las paredes en las que finaliza el parque canino que “acumula aguas, que huelen mal y son un foco de infecciones y de mosquitos”, afirmó.
Otro de los aspectos del parque que no comprenden sus usuarios es la gestión de la zona de ‘agility’ canina. Pérez explicó que hay una zona en la que hay máquinas para que los perros hagan ejercicios pero que “están en muy mal estado, y lo único que hace Medio Ambiente es retirarlas, y no sustituirlas”.
Eso sí, según contó Pérez, las máquinas de gimnasia para personas sí que son mantenidas por la consejería. “El problema es que esto es un parque canino y aquí nadie viene a hacer ejercicio, no sé a quien se le ocurrió ponerlas aquí” .
Pérez también contó que ellos mismos hacen “batidas de limpieza porque si no, ahí seguirán las bolsas con los excrementos, tenemos que buscar contenedores de fuera del parque para tirarlas”. Y además , según explicó, también tienen que limpiar ellos mismos la fuente de agua para perros. “Si no se limpiasen, en cuanto algún perro enfermo bebiese de aquí, habría un alto riesgo de contagio a los demás”.
Hace algunas semanas, desde la página web de la consejería de Medio Ambiente, explicaron que el próximo verano acotarían un espacio de la paya para que pudiesen ir los dueños con sus mascotas. “Pero si va a ser otro lugar que vamos a tener que mantener nosotros no lo queremos, con uno ya tenemos suficiente”, comentó.
Oruga
Inmaculada Castillos es otra de las melillenses que viene hasta el parque canino con su perro. A ella lo que más le preocupa es el nido de oruga procesionaria que hay en uno de los pinos que está dentro del recinto. Explicó que si uno de los canes la oliese, “no le daría tiempo no de llegar vivo al veterinario”. Además se quejó de que el tamaño del parque se queda corto y que es frecuente que se vaya la luz “Somos muchos dueños y muchas mascotas para un lugar tan pequeño y cuando se va la luz tenemos que tirar de la linterna de los móviles”, afirmó.
Ante las quejas de los usuarios del parque, El Faro se ha puesto en contacto con el consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, quien explicó que “se van a incorporar zonas de sombra, y preparar las fuentes”. Aunque también comentó que “están dispuestos a atender las cuestiones que planteen los y las melillenses”.
Tania Díez es la dueña de dos galgos a los que trae casi a diario al parque. Antes del verano pasado, “cansada de la falta de mantenimiento y del foco de infecciones que es este lugar”, envió un escrito a la consejería de Medio Ambiente explicando la situación. “Vinieron y podaron los árboles, recogieron la basura, pintaron los bancos y se fueron, luego me explicaron que ninguna empresa se presentó al concurso del mantenimiento”, explicó.
“Yo lo único que sé es que este no es un lugar digno para mis perros”, finalizó Díez.
Que problema tener perros en los pisos de las ciudades. Aparte de unas cuantas personas que llevan los suyos a instalaciones como esta, el resto meando y estropeando paredes, urbano y cagando por las calles, cuyas ""repugnantes meriendas"" la mayor parte de dueños de perro las deja ahí para disfrute de nuestros zapatos y las moscas y bacterias.
Está realmente mal el parque, estuve la semana pasada y era un desastre porque como había llovido dos días antes todos salimos llenos de barro. Se ha quedado muy pequeño para los perros que hay en Melilla y esperamos todos que empiecen con la obra de la parcela en Polavieja para no tener que desplazarnos hasta alli, pero que se mantengan ambos en condiciones por el bien de los perros y que podamos disfrutarlo sin miedo.