La celebración del Levantamiento del Sitio de Melilla es, como siempre, una fecha para la conmemoración y la reivindicación, que sin lograr aunar a toda la Asamblea local –CpM siempre se ausenta-, sí consigue una amplia representación de la misma en beneficio de un ritual y una tradición que recuerda nuestro pasado pero como proyección para un futuro de paz y convivencia.
Ayer, la costumbre se repitió y también esa otra vertiente de una fecha, que en su actual sentido sirve para demandar un trato más justo para Melilla por parte del Gobierno central.
El discurso del presidente accidental, Miguel Marín, dio en el centro de la diana, porque el transporte sigue siendo el asunto que más preocupa a los melillenses y que sigue sin solución, a pesar de las promesas del ministro José Blanco.
La incomprensible demora del Gobierno central ante la petición de la Ciudad para que se reactive la paralizada Comisión por la mejora del transporte, es una demostración incontestable de que el Ejecutivo Zapatero no es capaz de cumplir lo que promete a los melillenses.