EL presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, advirtió ayer de que en caso de que finalmente el Ejecutivo central no destine los 300 millones de euros que estaban destinados para la ampliación del puerto de Melilla la va a “liar” donde sea necesario.
El Gobierno regional se teme que finalmente Pedro Sánchez hurte el presupuesto comprometido para la infraestructura melillense y lo emplee en Cataluña para ayudar a aplacar las ansias separatistas del gobierno de Torra. Un trasvase de dinero para beneficiar a aquellos que, al querer romper España, se oponen a la solidaridad entre regiones no dejaría de ser paradójico. Y también una mala lección. Si el plan del PSOE para acallar los gritos secesionistas es enterrar a los independentistas bajo una montaña de millones de euros se está haciendo un flaco favor al futuro de nuestro país. Se abre una puerta peligrosa a la desigualdad entre las regiones del país, donde algunos, los más revoltosos, obtengan beneficio por encima de aquellos territorios que cumplen con sus deberes.
Retirar los fondos del puerto no solo sería un varapalo al desarrollo de Melilla, si no que si, además, se entrega ese dinero a quienes no son leales con la nación, la afrenta es doble. Habrá que dar la batalla para que esto no se produzca.