El presidente del Partido Popular a nivel nacional, Pablo Casado, visitó ayer nuestra ciudad para conocer de primera mano el cerrojazo comercial que ha impuesto Marruecos en el puesto aduanero de Beni Enzar. El líder de los populares exijió que el Gobierno central tome las medidas que sean necesarias para que el comercio vuelva al paso froneterizo. Se trata del primer líder político nacional que ha alzado la voz en defensa de unos acuerdos que han estado vigentes durante décadas y que el país vecino se ha cargado de un plumazo, unilateralmente y sin mayor explicación.
El Gobierno de Rabat ha dinamitado su relación comercial con Melilla sin el menor miramiento, y en Moncloa Pedro Sánchez no se ha dado por aludido. No ha movido ni una ceja.
Tampoco ha respondido el Gobierno central a la carta enviada por el Ejecutivo de Juan José Imbroda buscando amparo ante el acto hostíl de los marroquís. Y ningún ministro ha tenido, ni tan siquiera, la deferencia de coger una avión -de esos que usan los miembros del Gobierno para sus desplazamientos- para acercarse a Melilla a preocuparse por la situación. Ni un ¿qué tal estáis?
Al menos, nos queda la esperanza de ver que el primer partido de la oposición - y mayoritatio tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado- si está preocupado por el asunto y dispuesto a dar la batalla y retratar a los que ignoran el problema.
Pablo Casado ha demostrado con su visita de ayer que Melilla es una prioridad dentro de su agenda política y que está dispuesto a cuidar de los intereses de la ciudad.