El tiempo sigue pasando y, atónitos, presenciamos la laxitud con la que el Ejecutivo del socialista Pedro Sánchez se está tomando el cerrojazo que Marruecos ha impuesto en la aduana comercial. Desde el pasado día 1, las mercancías no pueden pasar la frontera y aún no hay ninguna respuesta por parte del Gobierno central.
Marruecos ya ha puesto las cartas sobre la mesa. Unilateralmente ha decidido que no le interesa el comercio que hasta hace algo más de dos semanas se efectuaba en la aduana y ha dinamitado un acuerdo que ha estado vigente durante décadas. Y en Madrid no se dan por aludidos. Ni una palabra desde Moncloa que haga ver a los melillenses que el Gobierno de la Nación está dispuesto a pelear porque se restaure el comercio.
Mientras, la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh asegura que se está trabajando en soluciones factibles, pero desde la discreción y la cautela. Como bien sabrá Moh, no hay mayor mal para la economía que la incertidumbre, y si los empresarios y comerciantes que necesitaban de la aduana para el desarrollo de sus actividades no encuentran una respuesta a sus inquietudes, es muy probable que para cuando la situación se solucione, si es el caso, el daño ya sea irreparable. El tiempo juega en contra.
El grupo parlamentario del Partido Popular en el Congreso ha pedido la comparecencia del ministro de Exteriores, Josep Borrell, para que dé cuenta de como está la situación y explique que medidas se están tomando al respecto. Veremos si obtenemos alguna respuesta por parte del ministro.