Melilla se encuentra a la cabeza en el número de centros de Formación Profesional donde se usan los teléfonos móviles como herramientas didácticas. Además, es de las primeras con mayor número de ordenadores por grupo de alumnos.
Los smartphones son parte de nuestra realidad y especialmente de la de los más jóvenes. Además, los estudiantes están preparados para asimilar nuevas formas de acceder a la información y de construir el conocimiento. No se puede dejar de lado la cultura de la conectividad en la que viven los jóvenes: Es impórtante introducir en el aula los dispositivos que están acostumbrados a utilizar en su día a día.
La utilización de dispositivos móviles en las clases (el llamado m-learning) aprovecha las ventajas pedagógicas que ofrecen estos aparatos. No tendría mucho sentido que nuestros estudiantes portarán un potente ordenador en el bolsillo y que se les prohibiera usarlo durante las clases. Lo inteligente es potenciar su uso, dando las pautas necesarias para sacar el máximo rendimiento educativo que los móviles puedan aportar como herramientas de aprendizaje ubicuo.
Es una buena noticia que la Administración se tome en serio la introducción en las aulas de las nuevas instrumentos que nos brinda la tecnología y fomente su uso educativo entre los alumnos. El futuro no será tanto del conocimiento -todo está a un click de distancia- si no en el uso que sepamos dar a la tecnología y a la capacidad de pensamiento crítico y de trabajar colaborativamente. Hay que seguir por este camino.