Los comerciantes del Industrial se han quejado, y no sin razón, de la acumulación de basuras frente a sus respectivos negocios y del daño que esto provoca a sus economías.
No es la primera vez que escuchamos las quejas, tanto de empresarios como de vecinos, respecto al tratamiento de los residuos en algunas zonas de la ciudad. Por desgracia, la visión de deshechos amontonados en la acera no es un paisaje nuevo para los melillenses, con el consiguiente riesgo para la salud y el deterioro que genera en los ingresos de algunos negocios, afectando muy especialmente a la restauración y más específicamente a las terrazas.
Desde la actual concesionaria para la gestión de residuos de la ciudad afirman que se cumple escrupulosamente con los horarios de recogida y que se trabaja los 365 días al año en todas las calles de Melilla.
Bien es cierto que, como todo en la vida, el sistema de limpieza puede mejorar pero los ciudadanos también deberíamos mirarnos a nosotros mismos y plantearnos si tenemos un comportamiento lo suficientemente cívico. Si cada persona introdujera la bolsa de basura en el contenedor correspondiente y erradicara la fea costumbre de tirar al suelo los desperdicios ayudaría a mantener la ciudad más limpia.
Es importante que se eduque a la ciudadanía en el respeto al espacio público y que todos entendamos la importancia que tienen nuestros pequeños gestos para mejorar la vida de todos.