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El Faro visita el buque Dénia Ciutat Creativa, con el que la naviera cubre las rutas desde Melilla a Málaga y Almería. Las atenciones que ofrece hacen que el viaje se pase “en un abrir y cerrar de ojos”
“La diferencia que queremos que se note es la atención al cliente. Que se sienta como en casa, que no lo vea como un viaje, sino como una experiencia”. Humberto Chin ejerce el cargo de director de hotel en el buque Dénia Ciutat Creativa, con el que Baleària cubre las rutas que unen el puerto de Melilla con los de Málaga y Almería. Este responsable acompaña a El Faro en su recorrido por el barco y muestra todos los atractivos que la naviera ofrece al melillense para desplazarse a la península.
Baleària piensa en todos los perfiles de pasajero a los que tiene que atender. ¿Que el cliente viaja con automóvil? El Dénia Ciutat Creativa dispone de tres amplias bodegas para almacenaje de todo tipo de vehículos. ¿Y si se trata de una familia con niños? El buque cuenta con una espaciosa área infantil para que los chavales disfruten del viaje y que el trayecto surcando el mar se les haga corto. ¿Y si el pasajero va acompañado de mascotas? Entonces, el animal de compañía dispondrá de todas las comodidades, como viajar en espacios con aire acondicionado o calefacción y poder disfrutar de zonas para pasear, así como un encargado de cuidarlos en todo momento.
Atención personalizada
El objetivo de Baleària queda bien claro y así lo reitera Humberto Chin: que el pasajero se sienta como en casa. La atención personalizada se advierte desde que se accede al recibidor, donde un cóctel con bebidas y aperitivos da al cliente una calurosa bienvenida.
De ahí pasamos a un largo corredor, a cuyos lados se distribuyen numerosos camarotes. Los hay de dos, tres y cuatro plazas y contratar este servicio lleva otro incluido: un menú con plato, bebida y postre.
En la recepción, el personal consulta al cliente cuál es la acomodación que ha contratado. Son tres las disponibles: cafetería, camarote y sirena. Esta última consiste en una butaca “en una zona más privada, con vistas al mar”, como explica el director de hotel. Para cualquier consulta, está disponible el servicio 24 horas en recepción. La clave es cuidar hasta el menor detalle.
Precios asequibles
Pasada la recepción se concentra buena parte de los servicios más atractivos de Baleària. Por ejemplo, una tienda duty free donde adquirir “a precios asequibles” perfumes, relojes, gafas, bisutería, juguetes...
Para los amantes de la buena mesa, el restaurante La Almadraba les brinda un menú a la carta con deliciosos platos como los de solomillo o atún, así como una variada carta de vinos con los mejores Rioja o Ribera del Duero. Este espacio tiene capacidad para 36 comensales.
En la zona de autoservicio, mucho más amplia, los pasajeros también pueden degustar ricos platos, en los que no puede faltar la paella valenciana, así como carnes, pescados o pasta, sin olvidar los platos de dieta vegetariana o para celiacos. Y, por supuesto, también hay menús especiales para niños.
Salas de televisión y cine
Si usted duda en qué hora tomar su barco porque está pendiente de ver algún acontecimiento televisivo, no lo dude. Redes satelitales garantizan la señal (por supuesto, también hay wifi) y que no se pierda ese partido de Champions o esa noticia que está esperando. Pero si prefiere relajarse disfrutando de una película, la sala de cine con tecnología audio surround y 3D a buen seguro conseguirá que su viaje se le haga más corto.
Salgamos a cubierta. Ya sea a la hora de zarpar o a la de atracar, las vistas de Melilla La Vieja son únicas. Como también lo es contemplar un amanecer o un atardecer acomodado en una acogedora terraza o directamente descansando sobre una tumbona. No importa la hora. El personal de Baleària estará siempre disponible para ayudar.
Un viaje más placentero
Desde su experiencia como director de hotel, Humberto Chin subraya que el viaje con Baleària es “más placentero” gracias a esas “24 horas” de servicio a bordo. La cantidad de actividades que se pueden disfrutar en el Dénia Ciutat Creativa consigue que el viaje de varias horas por barco se pase “en un abrir y cerrar de ojos”. “Es como estar en casa fuera de casa”, proclama Humberto Chin.