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Comerciantes y hosteleros exigen una solución a los continuos cierres de la frontera
Los cierres en los pasos fronterizos son el pan nuestro de cada día en la línea que separa España de Marruecos. Ayer volvieron a producirse cortes del tránsito en el puesto de Beni Enzar, cierres “técnicos”, según la Delegación del Gobierno, que se llevan a cabo para garantizar la seguridad.
El Faro contactó ayer con dirigentes de la Unión Federal de Policía (UFP), quienes afirmaron que muchas de las interrupciones del paso de peatones y vehículos en las últimas semanas se han debido a las limitaciones que las autoridades marroquíes están aplicando a la hora de permitir la entrada de bultos. Según el sindicato policial consultado, los agentes del país vecino están poniendo trabas a que pasen paquetes de mercancías que superen los 60 centímetros.
Este periódico también ha conversado con representantes de la Asociación de Comerciantes Sectores de Melilla (Acsemel), que culpan de los cierres a la Policía Nacional. Según afirman, los mandos que se ocupan de la seguridad en Beni Enzar ordenan a los agentes que cierren el puesto fronterizo “ante el menor jaleo o desorden”. Además, la asociación asegura que hay menos efectivos policiales en el paso de los que había hace unos diez días. A este respecto, la UFP coincidió en que el número de agentes en Beni Enzar se ha reducido, pero negó que los cierres de la frontera se deban a decisiones arbitrarias de los mandos, afirmando que la razón está en alguna situación real de desorden.
El Faro también habló con el presidente de la Asociación de Hosteleros, desde la cual se afirma que los continuos cierres de la frontera están causando que el pescado no llegue a los puestos a una hora razonable, por lo que este mes se han visto en varias ocasiones sin productos frescos en sus establecimientos.
Este relato prueba que la interrupción del tránsito en los puestos fronterizos causa una cadena de afectados que piden a gritos una solución. Una solución que exige la coordinación a ambos lados de la frontera.
No es la primera vez que se reclama diálogo entre las autoridades españolas y marroquíes. Y nada hace presagiar que sea la última.