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En uno de los juicios celebrados ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, una mujer renunció a declarar contra su marido, a quien había denunciado por una supuesta agresión. Aunque afirmó que retiraba la denuncia, pidió a la magistrada que le impusiera a su cónyuge una orden de alejamiento.
La supuesta agredida había acudido a la sala con un abogado particular, que tuvo que retirar la denuncia al señalarlo así su cliente. No obstante, el Ministerio Fiscal mantuvo la acusación.
Ahora queda en manos de la juez determinar si el inculpado, que se acogió a su derecho a no declarar, es culpable o inocente de la conducta que el fiscal le atribuye.
Según el escrito de acusación, el pasado 31 de mayo, tras una discusión en el domicilio familiar, el acusado le dio “varios puñetazos en la cara” a su mujer. Los golpes le causaron lesiones “que tardaron dos días en sanar”.
La acusación pública reclama que se le imponga al individuo una pena de un año de cárcel por estos hechos.
La magistrada del Penal 2 le hizo saber a la supuesta víctima de esta conducta que si retiraba la denuncia no se le podría aplicar a su marido la orden de alejamiento que reclama para él. Esto sólo sería posible si el hombre fuera condenado por agresión. Sin embargo, al retirarse la denuncia, lo previsible es que sea absuelto.