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El otorrino José Dot advierte sobre los riesgos de la contaminación acústica en el Día contra el Ruido
Un atasco de tráfico, un camión de la basura, unas obras o la música en una discoteca. Cada día soportamos picos de ruido que superan el límite considerado como tolerable para el oído humano. Ayer, en el Día Mundial de Concienciación contra el Ruido, el otorrino José Dot Saldaña aseguró, en declaraciones a El Faro, que “las personas expuestas a un alto nivel de decibelios de forma habitual deben someterse a exploraciones periódicas del oído (audiometría) para detectar a tiempo posibles sorderas perceptivas que afectan al nervio”.
El profesional explica que nuestro oído alcanza el umbral del dolor al escuchar los 140 decibelios y un avión que está despegando genera 130. La continua exposición al ruido puede provocar problemas de salud. “Puede causar problemas cardiovasculares, digestivos y aumentar las lesiones psiquiátricas”, explicó. Por ello, insiste en que “las personas expuestas a un alto nivel de decibelios de forma habitual deben someterse a exploraciones periódicas del oído (audiometría) para detectar a tiempo posibles sorderas perceptivas que afectan al nervio”. “Militares, operadores aeroportuarios o personas que trabajan en la hostelería deben acudir a revisiones al menos una vez al año”, explicó.
Ancianos, jóvenes y niños
Dot señaló que los niños y ancianos son más susceptibles de padecer consecuencias sanitarias debido al ruido. No obstante, alertó que son cada vez más jóvenes los que sufren problemas auditivos. “Muchos tienen el hábito de hacer ejercicio con auriculares. Cuanto más ruido haya en el calle, más aumentan el volumen, provocando serios daños auditivos”.
Guelaya
Guelaya Ecologistas en Acción asegura que usar menos el coche, y no hacer sonar el claxon ayudan a disfrutar del silencio. Según Manuel Tapia, responsable del área de Conservación de la organización, muchas ciudades en España imponer multar de hasta 150 euros por hacer sonar la bocina del automóvil sin motivo.
Tapia propone que dicha norma se aplique en Melilla y que se siga trabajando en el mapa del ruido de la ciudad para eliminar “puntos negros” como son, a su juicio, los espacios cercanos a colegios, centros de salud y el hospital.