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Arquitectos de la ciudad han encontrado un filón en la restauración de edificios modernistas
El Colegio de Arquitectos de la ciudad ha cambiado de rumbo de un año para acá. FaroTV Melilla ha hablado sobre esta nueva andadura con uno de sus vocales, José Antonio Fernández. Con él hemos conversado sobre la restauración de edificios modernistas y las iniciativas culturales que preparan para los próximos meses.
–¿Qué tiempo lleva la nueva junta del Colegio de Arquitectos?
–Llevamos cerca de un año trabajando, formando, terminando de engranar las piezas. Quieras que no, cambiar de rumbo en el Colegio ha supuesto un esfuerzo.
–Cuando habla de cambiar de rumbo ¿a qué se refiere?
–Me refiero sin más a otra manera de ver las cosas. Otra manera de apostar por lo que creemos que debe ser un arquitecto y de entender la profesión.
–¿Cómo creen que debe ser un arquitecto?
–Te hablo desde mi opinión personal. Entiendo que un arquitecto está capacitado para muchas funciones. El ideal de arquitecto que tengo se aproxima a esa figura de Leonardo, que era ese hombre renacentista que englobaba todo el conocimiento. Durante la formación de un arquitecto se estudia arte, muchos aspectos técnicos, factores económicos, sociológicos y de espacio. Todo eso hace que la profesión tenga una dimensión muy compleja. Yo creo que un arquitecto, si se ha enfrentado a toda esta problemática ha dado los primeros pasos en muchas disciplinas. Eso te prepara para seguir andando y trabajar en ámbitos de publicidad, de diseño, infografía, escribir libros, a desarrollar patentes de objetos, de diseño industrial, a desarrollar planes urbanísticos de ciudades.
–Hemos pasado de leer el nombre del Colegio de Arquitectos de Melilla relacionado con denuncias judiciales a encontrarlo organizando una exposición.
–En el cambio de rumbo del que te hablaba hay una apuesta muy fuerte por los ámbitos culturales y artísticos y creemos que es importante razonar y hacerle entender a la gente por qué las cosas valen lo que valen. En este sentido, además de un curso de fotografía que ya hicimos, desarrollamos la web del Colegio de Arquitectos. Queremos que se convierta en un sitio en al que los ciudadanos pueden ir a consultar cosas, hacer trámites, diseñar muebles... La hemos convertido en una especie de cajón de lo que realmente es la profesión. Queremos que se convierta en una herramienta importante.
–La exposición ‘Habitar’ la inauguraron la semana pasada. ¿Se puede ver a estas alturas?
–No. Solo ha estado expuesta una semana. Pero no os preocupéis porque vamos a hacer muchísimas más cosas. Esta exposición iba relacionada con los conceptos de habitar. Con la crisis hay gente desfavorecida que antes, a lo mejor, se iba a cenar vestida de Armani a El Bulli, y hoy en día te la encuentras vestida de Armani durmiendo en la calle porque no tiene otra cosa que ponerse. Unido a la situación desoladora que estamos viviendo en Siria y a una ola de frío que vino y en la que fallecieron muchos indigentes, el Colegio de Arquitectos de Valencia convocó un concurso para diseñar una unidad mínima habitacional que garantizase que en este tipo de situaciones se pudiera dar una respuesta rápida a estas necesidades.
Con los trabajos presentados se organizó una exposición que fue cedida a determinadas zonas, entre ellas, Melilla. Aquí decidimos darle una vuelta de tuerca más e interpretar la propia exposición y trabajamos con paneles de obra, con clavos, con cintas de emergencia, con materiales muy a las manos, muy vinculados a la situación y al concepto. Los compañeros de Valencia se quedaron encantados para futuras exposiciones.
–¿En qué otras iniciativas está trabajando el Colegio de Arquitectos de Melilla?
–Estamos trabajando en un nuevo curso de fotografía. Hicimos un primer curso en el Fuerte Victoria Grande impartido por el fotógrafo Jesús Granada, orientado a construir la mirada, una manera de mirar para construir la fotografía, sobre la narrativa que se quiere transmitir. Estamos pensando en un segundo curso para trabajar esa fotografía en el laboratorio y el ordenador para hacerlas brillar, para que luzcan.
–Entiendo, desde la ignorancia, que por lo limitado del espacio geográfico de la ciudad, la arquitectura en Melilla está más enfocada hacia la restauración que hacia la construcción de nuevas viviendas.
–En mi caso en concreto, además de por la situación de Melilla, es por una vocación personal por la rehabilitación. Considero que es muy interesante. Pero sí. Mayoritariamente ahora se está enfocando nuestro trabajo hacia la rehabilitación y la reinterpretación.
–Nos comentan desde las inmobiliarias que mucha gente está comprando ahora casas en el centro de Melilla para rehabilitarlas y hacerlas completamente nuevas por dentro, manteniendo la fachada del edificio.
–Así es. Ten en cuenta que estamos hablando de viviendas con techos muy altos con un potencial interesante para trabajar las alturas. Tienen pavimento hidráulico... En fin, son diamantes en bruto. La gente se ha ido dando cuenta de lo que tiene.
–Melilla es una ciudad que arquitectónicamente sorprende gratamente.
–En cierta medida lo hemos podido experimentar. Estamos trabajando desde el Colegio con gente de fuera que vienen y tenemos la oportunidad de ver las reacciones que tienen y es una primera impresión cuando llegan y otra distinta cuando se van. Todos se sorprenden gratamente, sobre todo, con la hospitalidad y la belleza de la ciudad. Ahí es importante la labor que tiene que hacer todo melillense cuando vengan turistas: hacerles de guía y enseñarles la ciudad y los secretos de este pequeño tesoro que tenemos.
–¿Usted es melillense? Por el acento yo diría que no.
–Soy de Melilla y del mundo. En cierta medida yo soy un ejemplo de lo que ha hecho crisis. Quería irme a trabajar a Barcelona, pero al final me pilló en plena crisis y me tuve que venir a Melilla. Tuve la suerte de que mi hermano era arquitecto y tuve esa opción de empezar poquito a poco. Hoy, gracias a Dios, los problemas uno tiene que convertirlos en virtudes. En cierta medida estoy muy satisfecho porque he tenido la posibilidad de enfrentarme a la complejidad integral de la problemática del arquitecto. Somos mi hermano y yo solos en el estudio y te enfrentas desde a imprimir un papel hasta tratar con los clientes o resolver problemas técnicos, artísticos y eso te da una visión global. Si me hubiera podido ir a trabajar a Barcelona a lo mejor estuviera trabajando en un estudio y me hubiese especializado más. Hoy tengo una perspectiva de la profesión un poquito más globalizada.