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El cierre de las fronteras durante la Semana Santa afecta al comercio de los porteadores
Dris, un joven vendedor marroquí que espera a que se reactive el tránsito hacia su país por Farhana, cuenta a El Faro: “Trabajamos en la frontera porque no tenemos otra cosa, no hay salida”. Como él, cientos de porteadores, que se dedican al comercio atípico entre Melilla y Marruecos, se verán afectados por el cierre de los pasos fronterizos con motivo de la celebración de Semana Santa en la ciudad autónoma. No será hasta el próximo lunes cuando se restablezca el flujo comercial.
La actividad comercial transfronteriza se
detendrá durante los cuatro días festivos
El ir y venir de fardos y bolsas se detendrá durante los festivos, a la vez que se inmovilizará la fuente de ingresos de todas estas familias. Esto sucede a Mouneim, un hombre de 32 años que dice llevar 15 “entrando todos los días a Melilla para comprar” y encontrarse “ante un problema cuando la frontera cierra, porque mucha gente se queda sin comida en la cocina”.
Sin ingresos
El cierre comercial “afecta mucho. Durante cuatro días dejas de ganar dinero, no ganas nada”, afirma Dris a El Faro, y añade que “la gente vive al día de lo que gana” a pesar de que “estamos acostumbrados”, ya que “hay muchos días en los que no ganamos nada y esto (el cierre de la frontera) no es nada nuevo, pero claro que nos afecta, y mucho”.
Dura rutina
A todo ello hay que sumar las jornadas laborales de estos pequeños comerciantes. Alí suele trabajar como transportista en el paso de Barrio Chino. “Normalmente trabajamos de lunes a jueves. Nos levantamos a las seis de la mañana, solemos terminar sobre las doce del mediodía. Entonces nos marchamos a casa, recogemos lo que queda aquí de bultos y a las seis de la tarde volvemos para cargar los bultos del día siguiente”.
Esta es su rutina, que “no suele estar bien pagada”. Según Alí, “por camionero suelen pagar 80, 90 ó 100 euros dependiendo de la mercancía”, aunque reconoce que “cuando hay poca cosa, bajan el precio a 30, 40 ó 50 euros”. Todo esto por “cada vez que traigas el camión lleno cada mañana”. El problema que ve Alí es que el paso comercial por Barrio Chino “sólo abre de nueve a doce de la mañana”, lo que dificulta la posibilidad de comprar y vender más mercancía por la falta de tiempo.
Imprevistos
En otras ocasiones, estos comerciantes se tienen que enfrentar a momentos inesperados. Mouneim lamenta que, a veces, tiene que esperar más de una hora para poder pasar la frontera. “Muchas veces venimos y no nos dejan pasar, tampoco sabemos por qué”, critica. Algo parecido dice Dris: “Te puedes tirar en la cola tres o cuatro horas, a lo mejor tienes que coger el coche el día antes y dejarlo preparado para no tener que irte hasta Los Pinos a esperar”.
Este comerciante manifiesta que “aquí, en Farhana, cada día te encuentras una cosa distinta, depende mucho de los policías que haya. Algunos te multan por cualquier cosa con 100 ó 200 euros y, con eso, te rompen todo el mes, porque aquí ganas sólo para vivir”. A esto, añade los cuatro días sin negocio que vienen por delante y que dificultan las cuentas a fin de mes. “Quieren que nos vayamos de aquí”, sentencia.
El negocio fronterizo
La actividad comercial que pasa por las fronteras melillenses mueve un total de 1,2 millones de toneladas al año, según señaló el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, y recauda cerca de 50 millones de euros gracias al Impuesto sobre la Producción, los Servicios y la Importación (IPSI), de acuerdo a la diputada de Coalición por Melilla (CpM), Dunia Almansouri. Ambos datos fueron facilitados en ruedas de prensa celebradas a finales del pasado mes de febrero. Por ello, la Asociación de Comerciantes de Melilla Acsemel pidió mejorar la situación de estos trabajadores y evitar acciones que les dificulten el comercio.
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