Los socialistas han hecho bandera de la necesidad de realizar, de una vez, una proclama oficial contra el irredentismo anexionista marroquí, a pesar de que las aguas volvieron a su cauce tras el conflicto en el Sáhara. A los socialistas melillenses que lidera Dionisio Muñoz les ha bastado una referencia sobre el nuevo proceso de regionalización marroquí, en el que el país vecino adscribe Ceuta a Tetuán y Melilla al Rif Oriental, para decretar una causa belli con la que incitar a todos los grupos políticos a una declaración formal contra Marruecos.
Dicen falsamente que ya lo intentaron sin éxito hace tres meses, cuando la verdad es que lo pretendieron en mayo del pasado año y no precisamente con el fin de rechazar el anexionismo marroquí, sino con la intención de aplaudir vivamente la negativa de los ministros socialistas a una propuesta de diálogo sobre la soberanía de nuestras dos ciudades norteafricanas.
Después callaron -según ellos por prudencia y razón de Estado-, cuando el vilipendio diario a las mujeres policías con turnos en la frontera de Beni-Enzar, y callaron igualmente durante los conflictos constantes y cierres en el mismo paso fronterizo. Su única reacción fue la de querer mezclar a los activistas marroquíes al servicio de los intereses de Marruecos con supuestos adláteres o “mercenarios”, según dijeron, en nómina del Gobierno Imbroda.
Aquella actuación tan vergonzosa, mediante argumentos tan peregrinos como que alguno de los activistas marroquíes aparecía en la lista de amigos de la web de Imbroda en Facebook, tuvo que provocarles una honda mella, tanta que el líder del socialismo melillense ya ha encontrado excusa y motivo para intentar borrar su vergonzoso papel en la crisis fronteriza del último verano y, de paso, enarbolar la fácil bandera electoralista de la proclama soberanista y patriótica en contra de Marruecos.
Por contradictorio que resulte con el discurso habitual del socialismo, del propio Muñoz, que tantas veces ha invocado la necesidad de dejar los asuntos de Estado en la capacidad negociadora y diplomática del Gobierno central, es el PSOE el que actúa de forma fácil y ramplona ante lo que no ha dejado de ser una declaración interna del propio Marruecos en torno a sus planes futuros de regionalización.
A nadie puede sorprenderle que en esos planes los marroquíes incluyan a Ceuta y Melilla. Por mucho que hayan bajado su diapasón formal en su antigua reclamación respecto de nuestras dos ciudades; sus tesis oficiales no han variado. Por ello, contrasta aún más el silencio de Muñoz, su falta de condena contra los cierres fronterizos y el activismo marroquí contra nuestras mujeres policías, con su vehemencia actual a costa de unas declaraciones de un exembajador de Marruecos en España, que como digo se producen más en clave interna que en forma de agresión directa contra nuestros intereses.
Contrasta igualmente si tenemos en cuenta que tampoco pretendió declaración similar alguna el PSOE local cuando, como colofón de la crisis fronteriza del mismo y pasado verano, y en medio de la tensión extrema en las relaciones hispano-marroquíes por la cuestión del Sáhara, la cámara de parlamentarios de Marruecos aprobó incluso acudir al Comité de Descolonización de la ONU para denunciar la situación de Melilla y Ceuta.
Entonces sí que hubiera sido comprensible esta declaración que ahora se pretende y que otrora se eludió en beneficio de un pacto entre Estados, que acabó alineando a España totalmente con las tesis marroquíes sobre el Sáhara y, por ende, con la reavivada virulencia del siempre oportunista irredentismo marroquí.
Como todos los melillenses, no sólo me molesta, me parece inadmisible que España y Europa consientan a un socio suyo -a un país considerado más que amigo-, que Melilla y Ceuta puedan servir recurrentemente de ‘moneda de cambio’ cada vez que los intereses marroquíes así lo crean conveniente. No obstante, creo que este rechazo es general en el conjunto de nuestra sociedad y que no es preciso por ello una declaración formal como la pretendida por el PSOE, más aún cuando la causa previa que la provoca no es otra que una manifestación en clave interna por parte de un alto cargo de Marruecos.
Los socialistas, que tanto abogan por las buenas relaciones con nuestro vecino, incluso en detrimento de dejar las posturas bien claras cuando la ocasión así lo exige de forma indubitada, juegan ahora a ser más patriotas que nadie, en un lance claro que en realidad no busca promover el consenso en la Asamblea. El fin último, al hilo de la insistencia y declaraciones de Muñoz, no parece otro que intentar poner en un brete al PDM que bendice Dudú, para demostrar que si el exlíder musulmán ha vuelto a Melilla ha sido, según repite el socialista, “por iniciativa de Imbroda” y con el exclusivo fin de arañar votos “a costa de desestabilizar la ciudad”.
Tras la desproporcionada reacción del PSOE por una simple comparecencia de Dudú en la tele pública y local, con ocasión de un programa de corte histórico, sólo me queda preguntarme quién juega en realidad a desestabilizar Melilla. No sé qué opinarán ustedes, pero para mí la respuesta está muy clara.