Como muchos melillenses procuré ver el inicio de la serie ‘La Reina del Sur’, cuya trepidante trama explota la condición eterna de Melilla como la gran desconocida pero, paradójicamente, se convierte a su vez en toda una lanzadera de promoción de nuestra desconocida ciudad.
No sé si habrá quien pueda ponerle pegas a la telenovela, por aquello de convertir a Melilla en reducto ideal para quienes deseen huir de la persecución criminal o sencillamente esconderse en un lugar remoto. En tal sentido, el recurso de la trama de Pérez Reverte no es nuevo. Con anterioridad, allá por el año 95, ya se utilizó en el guión filmado por el director melillense Driss Deiback, que bajo el título ‘El Refugio’ también convertía a nuestra ciudad en escondite perfecto para quien huía de amenazas de muerte tras involucrarse en negocios turbios.
Las distancias son muchas entre ‘El Refugio’ y la superproducción de ‘La Reina del Sur’. No se trata de comparar sino sólo de señalar que, en cuestión de ficción, la imaginación vuela, y aunque la novela de Reverte tiene, al parecer, un sustrato real que, en el libro, permite describir de forma más o menos fehaciente el sórdido mundo del narcotráfico, el caso de convertir a Melilla en un personaje inicialmente decisorio para ir tejiendo el nudo de la historia, no es otra cosa que un recurso literario que, en mi opinión, nos favorece más que lo contrario.
En España, a través de Antena-3, hemos empezado a ver el pasado lunes y seguiremos viendo hoy miércoles, con ocasión de la proyección del segundo capítulo, una versión reducida de la macroproducción que Telemundo ha realizado para el público hispanoamericano. Gracias a Internet podemos regodearnos en el capítulo en su versión española y en la emisión para Latinoamérica y Estados Unidos. Allí, en el gran país de Obama y las libertades individuales, la serie ha arrasado, ha reportado a Telemundo los mejores registros de audiencia de toda su historia y hasta el libro homónimo de Pérez Reverte, editado por primera vez en 2002, se ha convertido en esta semana en el más vendido en castellano en la categoría de ficción.
En conclusión, que posiblemente a partir de ahora sean muchos los que sigan sin saber apenas nada de Melilla, pero al menos sabrán que existimos y que somos, junto a Ceuta, parte del territorio español en el Norte de África. Una buena promoción en mi opinión, que adobada con las hermosas imágenes que se proyectaron de nuestra ciudad –si bien es cierto que mezcladas con localizaciones de otros lugares- permitirán recrear una visión cuando menos interesante que, como mínimo, suscite la curiosidad sobre Melilla.
Tampoco me importa que la trama tenga que ver con el narcotráfico, porque no creo que a raíz de la telenovela puedan extraerse deducciones que, en verdad, adquirirían mayor complejidad desde otra perspectiva más entroncada en nuestra compleja realidad fronteriza.
Prefiero una difusión de Melilla en el marco de una historia trepidante con una joven mujer de Cualiacán (Sinaloa), la ciudad y estado de México donde más circula la droga, como principal protagonista, que una versión particular y melillense de la otra serie de éxito ‘Crematorio’, de Canal +, dedicada a reflejar el enraizado y enredado entramado de la corrupción en España.
En Melilla hay historias para no dormir en lo que a nuestra vida pública se refiere y algunas se sirven extremadamente calentitas. No hablo ya del cruce novedoso de acusaciones veladas entre el nuevo Populares en Libertad (PPL) de Velázquez, y el partido CpM de Mustafa Aberchán, sobre quién pactará con quién tras las elecciones del 22 de Mayo. A mi juicio, toda esta ‘telenovela’ particular no deja de ser una táctica electoral más en el intento claro por desbancar a toda costa la mayoría del PP en la Asamblea de Melilla. Ignacio Velázquez es un gran médico que, no nos engañemos, si ha podido conseguir una Comisión de Servicio en el Hospital de Melilla ha sido gracias a que el PSOE, que domina el Ingesa, lo ha permitido. Si los socialistas no hubieran medido su retorno y oposición abierta a Imbroda como un factor a su favor, en ningún caso le habrían permitido acceder de nuevo a la misma Unidad del Dolor que el citado Velázquez creó e impulsó en Melilla hace ya más de una década con notable acierto y en beneficio de muchísimos melillenses.
Pero lo de Velázquez, en la actualidad, tiene otros tintes más complejos, si se tiene en cuenta que fue inhabilitado por dos veces y un total de 15 años en dos sentencias penales distintas por su actuación en las dos mociones de censura que se presentaron contra su distintos gobiernos. Ahora planea la duda sobre si realmente ha cumplido ambas condenas.
Ayer mismo, Velázquez aseguraba que la sentencia que lo inhabilitó a 9 años para el ejercicio de cargo público y ejercicio del sufragio pasivo, nunca le ha sido remitida y por tanto esta viciada y es nula. El entuerto sólo puede ser aclarado por la Justicia, que esperemos se pronuncie con prontitud al respecto, porque de tramas enrevesadas ya estamos hartos. Para política ficción y enredos varios me quedo con ‘La Reina del Sur’ y el papel principal que, sin habernos costado un euro, se ha otorgado a nuestra ciudad en la misma telenovela.