CpM inició ayer sus anunciadas movilizaciones contra lo que considera una “injusta persecución” contra sus dirigentes y militantes, auspiciada y “orquestada por el PP”. Lo hizo con una peculiar asamblea a la que asistieron unos quinientos melillenses, casi en un cien por cien de origen rifeño y entre ellos con notoria o mayoritaria presencia de mujeres y gente joven, también en la mayoría juvenil de sexo femenino.
Señalo lo peculiar de la Asamblea por lo novedoso de sus extremas prevenciones respecto de la prensa. No se permitió tomar fotos del público más que de espaldas, para evitar que los rostros de los asistentes pudieran quedar plasmados en cualquier soporte gráfico. No obstante, una recogida de firmas, en el propio umbral de acceso al salón del ‘Leopoldo Queipo’ donde el acto se celebró, sí permitió a CpM tener un recuento y un detalle exacto de la identidad de cuantos asistieron.
La recogida de firmas, como puede presuponerse, llamaba a la adhesión contra lo que CpM ha venido catalogando de “agresiones del PP” o “persecución política y judicial” orquestada por el Partido Popular, con el auxilio de no se sabe cuantos jueces, la Policía, la Guardia Civil y los medios de comunicación.
El origen de la Asamblea de ayer se remonta a la detención del diputado cepemista Abderrahim Sellam y el inicio de las imputaciones por el presunto fraude electoral en las Generales de 2008.Ya entonces, los cepemistas tacharon de operación mediática las informaciones relativas a las imputaciones contra Sellam por presunto blanqueo de dinero procedente del narcotráfico y presunto auxilio en la fuga de un narco holandés.
Tanto en el ‘Caso Sellam’ como después en el del presunto fraude electoral de las Generales, los cepemistas no han dudado en tratar las causas judiciales como una “persecución política” de la que responsabilizan personalmente al presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda.
La misma CpM, que ni existía ni cuenta con líderes destacados durante el Movimiento que liderara Duddú a favor de los derechos civiles de los melillenses bereberes, se ha hecho ahora propietaria, un cuarto de siglo después, del discurso de ciudadanos de “primera y segunda categoría”, de la necesidad de lograr un cambio social en Melilla que cree una verdadera situación igualitaria entre todos los melillenses.
El discurso de la igualdad es cierto que resulta complejo y que se presta fácilmente a la demagogia en una ciudad con una tasa de paro tan altísima, un decalage salarial y de diferentes condiciones laborales tan extremo entre empleados públicos y trabajadores del sector privado, y un alto índice de nula cualificación académica entre un gran porcentaje de nuestra población cuyo perfil coincide con un origen bereber.
Sin embargo, no son estos tiempos los mismos que los del año 85. Negarlo sería tan absurdo como admitir que el ingreso en prisión de Sellam o las imputaciones contra socialistas y cepemistas por el caso del presunto fraude electoral se deben, simple y llanamente, a una “persecución política orquesta por el PP”, con el auxilio de los jueces, de la Policía, la Guardia Civil y los medios de comunicación.
Ayer, en una Asamblea no abierta a la prensa pero en la que permanecieron algunos periodistas más insistentes hasta que les echaron, no sólo predominó la opacidad informativa y el atrezzo propio de quienes quieren trasmitir una situación de persecución y falta de libertad que exige proteger e imbuir de anonimato a sus militantes o simpatizantes. También en los primeros discursos, al menos en el del exdiputado local por CpM y actual auxiliar del mismo grupo en la Asamblea, Hassan Mohatar, se jaleó a los presentes en esa idea de la persecución, de los distingos entre ciudadanos de primera y segunda categoría, del trato desigual a los melillenses según su origen y confesión. Un ‘regidor’, animador o agitador, según queramos llamarle, se encargaba de acompasar con consignas los discursos para lograr el eco inmediato de los convocados al grito de palabras como ‘Libertad, Justicia o Igualdad”. La música también hizo lo suyo gracias a una pegadiza canción en tamazight y castellano compuesta por Yasín Puertas que, en su estribillo, repite frases tales como “contra la persecución, todos con Coalición”.
En mi opinión, el discurso de CpM, por extremo resulta trasnochado, pero además no es nada constructivo y poco convincente por incoherente. Precisamente, los únicos que han permitido que se trate abiertamente a los melillenses de origen bereber como españoles de segunda categoría han sido los socios de los cepemistas, es decir, los socialistas, por el caso nada discutible en tal sentido de Mohamed El Bay. Un PSOE, además, que Gobierna la Nación y por tanto controla los Ministerios de Justicia e Interior, y que, para más inri, ha roto sin empacho su alianza electoral con CpM para las Autonómicas de mayo, con el público argumento de que a los socialistas no les conviene llevar como aliado a un partido que asimila al PP en su confrontación o discurso identitario, según ha dicho y sigue diciendo la dirección del PSME-PSOE.
CpM, que podía haber hecho del localismo una bandera sin distinción para y entre todos los melillenses, ha perdido sencillamente el norte, en una deriva sin retorno que ya ha llevado a su líder a los juzgados en numerosas ocasiones por imputar a sus adversarios graves delitos cuando finalmente, y en todo caso, el único político actual de nuestra actual Asamblea que ha ingresado en prisión ha sido precisamente su número dos para las autonómicas de hace cuatro años, Abderrahim Sellam.