El transporte es el talón de Aquiles de todos los territorios extrapeninsulares de nuestro país. Y nosotros, los melillenses, estamos en ese segmento de población al que, por ejemplo, las vacaciones le salen algo más caras porque, sólo para empezar, tenemos que dejarnos más tiempo y dinero que cualquier otro español para coger un avión que nos lleve al Caribe, a Noruega o a Sudáfrica. Da igual adónde queramos ir: nuestro primer paso será salir de Melilla.
Y todo eso hay que hacerlo con los ojos puestos en el cielo porque el temporal o la niebla nos dejan incomunicados por aire y mar, incluso cuando en el resto de la península no hay nubes.
A esos inconvenientes ayer se sumó uno nuevo: se averiaron dos aviones y pasajeros de Melilla que tenían que volar a Madrid para coger otro avión en Barajas se quedaron en tierra.
El imprevisto afectó además a viajeros de Málaga, aunque la mayoría fueron reubicados en otros vuelos de la compañía a lo largo de la jornada de ayer.
Desde la propia aerolínea admiten que es muy difícil que ocurra algo similar a lo sucedido ayer. Es casi imposible, pero en verano hay de todo y de todos los colores.
El problema no es sólo la cancelación de seis vuelos sino también el retraso en otros.
Y justo cuando nos quedamos en tierra pensando en una alineación de los astros en nuestra contra, la compañía Helity, que habitualmente une Ceuta con la península en helicóptero, anuncia la posibilidad de sacar adelante un proyecto para organizar vuelos, también en helicóptero entre Melilla y ciudad caballa.
Para ello haría falta que Bruselas considerara de interés público esa conexión. No es algo imposible. Ya lo consiguió la ruta Almería-Sevilla.
Es cierto que con la llegada de Balearia a nuestra ciudad, la oferta por mar ha mejorado. Las navieras están apostando fuerte por un mercado que tiene futuro. No hablamos sólo de la clientela de nuestros 12 kilómetros cuadrados. La pujante clase media marroquí quiere ir a Málaga de compras y nuestro puerto se prepara para hacerles el viaje más fácil.
Lo mismo podría ocurrir con los enlaces aéreos. Un vuelo Melilla-Ceuta abriría las puertas al emprendimiento en una y otra ciudad, aproximaría a familias separadas y sería una oferta más para recibir turistas de la ciudad caballa. Pero para ello haría falta que Europa entendiera que esa línea aérea es de interés general.