Pocos cayeron en la cuenta el mismo 20 de diciembre de 2015 de que sería necesario volver a llamar a los españoles a las urnas en verano.
Pese a que todos sabemos que las arcas de nuestro Estado están desvencijadas, la lucha de egos, más que de proyectos políticos, impidió alcanzar un pacto que dotara de gobernabilidad a este país.
Volver a votar nos ha costado a todos los españoles 130,67 millones de euros. Las encuestas siguen dando al PP como favorito, pero en esta ocasión recogen un desvanecimiento de C’s y PSOE en favor de Unidos-Podemos.
Sólo a partir de las 22:30 horas de esta noche, cuando la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ofrezcan la información sobre los datos provisionales, sabremos si el efecto Iglesias-Garzón es real o un espejismo como el que rodeó la pasada campaña de Albert Rivera. En diciembre parecía que C’s se iba a comer el mundo y se quedó con 40 diputados. Que no son pocos para un partido que entraba por primera vez en el Congreso de los Diputados, pero no era, ni de lejos, lo que la formación naranja esperaba de los comicios del 20 de diciembre.
En estas elecciones, Ciudadanos sale con menos ambición o, como mínimo, con los pies en la tierra. Ahora se conforma con consolidar los 40 escaños conseguidos el año pasado.
Los cuatro líderes de los principales partidos (PP, PSOE, Ciudadanos y Unidos-Podemos) han dado por sentado que no habrá tercera vuelta. Ellos lo prometen y los electores debemos exigir que el poco dinero que tiene este país no se nos vaya en repetir comicios electorales.
Por eso es tan importante el voto de todos y cada uno de nosotros. Dar la espalda a las urnas no es y no puede ser la solución a nuestros problemas.
Desde Coalición por Melilla, Mustafa Aberchán ha vaticinado una alta abstención en estos comicios. ¿Más alta que la del 20-D, cuando 24.872 melillenses no fueron a votar? Esas no son formas de animar a la gente a participar en este ejercicio democrático.
La campaña electoral ha pasado volando. Los que pensábamos que en Melilla iba a ser sosa nos hemos llevado un fiasco. Ha habido un pacto ‘interruptus’ (CpM-PSOE), una destitución fulminante (en IU), unos Verdes más preocupados por las personas que por el medio ambiente y manifestaciones de transfronterizos, comerciantes de la frontera y celadores del Comarcal como sonido ambiente. Hoy toca votar.