La familia con seis hijos que llevaba una semana durmiendo a la intemperie en la Plaza de España empieza a ver la luz al final del túnel. Y eso que ayer tenían ya pocas esperanzas de solucionar su situación, pues la mayoría de las oficinas de la Ciudad están y permanecerán cerradas hasta el próximo lunes por causa de las fiestas. Pese a todo, y tras una llamada de este periódico al consejero de Seguridad Ciudadana, se pudieron agilizar los trámites para acoger, al menos, a los menores de este clan en la Gota de Leche, algo que ya había prometido Daniel Ventura el pasado miércoles.
Fue Isidoro González el que, alertado por la situación de esta familia, que lleva desde el pasado viernes durmiendo en los bancos del parque de enfrente de la Asamblea, decidió ponerse en contacto con Hassan Driss, viceconsejero de Asuntos Sociales, para acelerar el protocolo de acogida de los menores de esta estirpe. Un par de ellos habían empeorado en su salud desde que dormían al raso, concretamente tres de los más pequeños; la menor de los seis afectada por un catarro, otro de los niños por una anemia derivada de una mala alimentación y el último de ellos con una tuberculosis, como pudieron comprobar los efectivos de la Cruz Roja que los habían visitado.
Esta semana han sufrido la lluvia, el viento, y el frío, no sólo como fenómeno meteorológico, sino también por la actitud recibida desde la Administración, que no ha sabido agilizar dentro de un plazo razonable el internamiento de estos pequeños en un hogar de acogida, sacándolos así de la calle como se ha hecho en otras ocasiones.
Apenas han alcanzado a comer lo que les traían voluntarios de la Cruz Roja por la mañana o la ONG Prodein por las tardes. Ambas organizaciones, especialmente esta última en la figura de José Palazón, han estado cerca de la familia durante toda la semana.
Desde el viernes pasado
Cabe recordar que este núcleo familiar lleva en la calle desde la semana pasada porque tuvieron que salir de una casa que se caía a pedazos por las consecuencias adheridas a los temblores que han azotado Melilla estos dos últimos meses.
La vivienda, situada en el Monte Mª Cristina, ya presentaba signos de poca habitabilidad anteriormente, por lo que se vieron obligados a abandonarla rápidamente tras los últimos terremotos, como han hecho otros vecinos de su barrio. Desde entonces, los ocho dormían sobre el suelo y los bancos de la céntrica Plaza de España, intentando hacerse visibles ante las personas que entran y salen del Ayuntamiento pero, hasta ayer, nadie parecía tener ojos para ellos.
Cuando Hassan Driss pudo hablar con Isidoro González le comentó que ya el pasado martes se habían pasado por la plaza para llevarlos al CETI, pero no pudieron localizarlos. El padre de familia, Mohamedi, lo niega: "Si hubieran querido vernos, nos habrían visto. Esto no es tan grande", declaró a El Faro.
En este misma línea se pronunciaba el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, que afirmó que la orden de acogimiento de los chicos estaba redactada desde hace tres días, pero Mohamedi reiteró que a ellos no ha ido nadie a buscarlos en estos días.
El consejero, que se encontraba en Málaga y llegó ayer por la tarde a Melilla, afirmó en declaraciones a El Faro que “lo importante es el interés superior del menor”, y se congratuló de que al final pudieran dormir en La Gota de Leche, aunque haya sido una semana más tarde.
La ayuda se hizo de rogar
En la mañana de ayer, y después de las múltiples peticiones de amparo solicitadas a lo largo de la semana, se activaron los protocolos para al acogida de los menores. Aunque la llamada se produjo a las 13:00 horas de la tarde, no fue hasta las 20:00 horas que efectivos de la Policía se personaron en la plaza para trasladar a los niños al centro de acogida la Gota de Leche. Los progenitores hubieron de permanecer expectantes toda la jornada, sin saber si tenían que postergar su estancia en la plaza una noche más.
Finalmente, la historia acabó bien para los niños, que pudieron pernoctar provisionalmente bajo techo. Los padres se quedaron helados al separarse de sus hijos, como era de esperar, pero guardaron la certeza de que en el centro de acogida les brindarán algo mejor de lo que está en su mano ofrecerles en estos momentos.
Los padres habrán de dormir en un hotel pagado del bolsillo de una vecina
Los progenitores de esta familia de ascendencia marroquí, afincada en Melilla desde hace ocho años, pueden respirar algo más tranquilos por la acogida de sus menores en la Gota de Leche, pero aún no tienen una certeza de lo que va a depararles a ellos el futuro. Anoche, y como medida provisional, una vecina se solidarizó con estos cabezas de familia abonándoles la mitad de su hospedaje en el hotel Tuhami mientras encuentran una solución.
La otra media parte de la factura corrió a cuenta de uno de los responsables del establecimiento, que había venido siguiendo en El Faro el desarrollo de los acontecimientos y quiso aportar su granito de arena.
Así pues, los padres se quedaron tranquilos con una resolución provisional que proverá cama y comida a sus hijos, pero aún no saben cuando volverán a encontrar un hogar donde vivir con ellos.
Al igual que otros tantos vecinos del barrio María Cristina, tuvieron que salir de sus casas por el miedo al colapso de su vivienda tras los últimos terremotos. Todos los habitantes de la vecindad han sido alojados en un albergue de la ciudad, pero al hallarse Mohamedi y su esposa sin permiso de residencia, no pudieron acceder a este derecho.
Se ha contemplado desde la Administración alojar a esta pareja en el CETI, pero ellos no son extranjeros, sino vecinos que llevan casi una década viviendo en la ciudad y han visto nacer aquí a tres de sus seis hijos, por lo que actualmente se encuentran a la espera de encontrar un alojamiento digno y barato donde poder vivir con su estirpe.
Con lágrimas en los ojos, la madre se despedía ayer de sus hijos, prometiéndoles que “pronto, muy pronto, estará con ellos”. Habrá que ver si la Ciudad pone algo más de su parte esta vez para ayudar a ‘la familia de Plaza España’.