No se imaginaban los hombres de trono y los fieles que seguían al Nazareno por la Cuesta de la Florentina que cinco menores extranjeros no acompañados (menas) iban a aprovechar el tumulto para saltar la valla de separación con el Puerto y colarse en estas instalaciones para intentar subir de polizón al barco de Trasmediterránea, que une Melilla con la península.
Ante la sorpresa, los melillenses que seguían la procesión se dividieron entre los se quedaron parados y los que agarraron el móvil para llamar a la Policía.
Los menas treparon con agilidad la valla. Cuatro de ellos, al tocar el suelo, se metieron en una mediana con plantas. Agazapados esperaban el momento de salir corriendo en dirección a la segunda valla.
Los primeros cuatro salieron a gran velocidad y se encaramaron en una zona donde podían pasar desapercibidos. Rodeados de columnas, se ayudaron unos a otros para pasar a ese lado del muelle.
No se dieron cuenta, pero encima de ellos un parque infantil de la Estación Marítima apagaba las luces hasta el siguiente día.
Otro menor, que se había quedado rezagado, llegó a la carrera y terpó la valla con sus amigos.
El Faro, que fue testigo de los hechos, no sabe qué ocurrió en el muelle, pero los jóvenes se dirigieron hacia la salida y allí se encontraron con la Guardia Civil. No les quedó otra opción que continuar su carrera, esta vez, hacia fuera del Puerto ‘empujados’ por la Benemérita. A la salida, se mezclaron con la procesión.