El juicio más movido de ayer en la Sala de lo Penal de Melilla se presentaba particular, con tres acusados en el banquillo que se denunciaban entre ellos.
El primer denunciante fue A.S.M, que demandó a los otros dos acusados, A.M. y M.M. (padre e hijo) por un supuesto delito de amenazas el pasado 16 de agosto de 2013. En aquella fecha, y en una zona cercana a Averroes, A.S.M. alegó que, supuestamente, fue intimidado por los otros dos sospechosos con una katana y una pistola desde el interior de un Opel Corsa de color rojo.
La aparición como acusado del susodicho denunciante en la vista se debe a que, posteriormente a haber sido asaltado, y según el testimonio de A.M. y M.M., el sujeto amenazado realizó desperfectos en el vehículo de los otros dos inculpados.
Según el relato de los policías que actuaron como testigos en la vista, un hombre alertó a su patrulla, requiriendo atención ante unas supuestas amenazas realizadas con un arma corta de fuego y una katana. El denunciante ofreció una descripción detallada de los sospechosos y de su coche, lo que facilitó su interceptación en el transcurso de una media hora.
Al solicitar la Policía el alto del citado Corsa rojo, uno de los ocupantes del vehículo saltó del mismo y emprendió la huida, pudiendo ser atrapado por los agentes.
Este acusado, M.M., que actualmente cumple condena en la penitenciaria de Melilla, mostró a lo largo de la vista una actitud altanera y provocante, mirando fijamente a todos los testigos que entraban a declarar. Desde el Ministerio Fiscal se le llegó a exigir en algún momento que dejara de comportarse de tal manera.
Como los tres acusados habían llegado a un acuerdo de ‘motu propio’, se negaron a declarar en la causa. La propietaria del coche, la esposa de A.S.M., renunció también al derecho a indemnización por los daños ocasionados en su vehículo, por lo que el juicio quedó visto para sentencia y se prevé la absolución.
Quebrantamiento de condena
En otro de los juicios llevados a cabo por la Sala de lo Penal se trató el caso de un hombre que había incurrido en un delito de quebrantamiento de la orden de alejamiento que tenía impuesta por su mujer.
Como confirmaron tanto su esposa como el mismo acusado, como el policía que ejerció la detención a las puertas de la Comisaría, el inculpado acudió a la sede policial tras recibir la llamada de su mujer, que le requería para tramitar el pasaporte de su hija.
Como el sospechoso no fue notificado a tiempo de cuándo vencía el auto, dada la cercanía con el fin de la pena (20 días tan sólo), y el buen ánimo de todas las partes, la Fiscalía decidió sobreseer la causa.