Higinio Reus es, por méritos propios, uno de los padres del jazz en Melilla. El guitarrista se encuentra esta semana de celebración porque fue, hace justo 20 años, cuando decidió junto a Kiriko hablar con Ángel Castro, coordinador de la UNED, para proponer la creación de estas Jornadas de Jazz de la ciudad.
Apenas recuerda quién se lo propuso a quién, y seguramente todo este tinglado del que hoy disfrutamos surgió de una conversación informal, pero lo que sí recuerda es que por aquellos tiempos casi nadie sabía o quería saber nada del jazz en Melilla.
Higinio es una persona curtida, con mil experiencias en sus manos y sus ojos. Cabe recordar que este melillense nacido en Tetúan, allí vivió su primer año de vida, considera que su acercamiento primario a la música se produjo demasiado tarde, entre los 17 y los 19 años.
Sus primeros pasos con la guitarra se dieron junto a su compadre y compañero de mil fatigas, Kiriko, con el que se reunía a tocar ritmos funky y canciones de Miles David o Chick Corea entre otros. Pasaron unos tres o cuatro años juntos los dos instrumentistas en un proyecto titulado “Calle 52”, antes de interesarte en ampliar la formación añadiendo otros componentes al grupo.
Comentó Higinio Reus en la entrevista que el domingo concedió a El Faro tras acabar la ‘jam session’ de la Cueva en la que participó, que realmente se considera uno de los precursores del jazz en Melilla “porque antes nadie tocaba esta música por aquí abajo”.
Inicios del jazz en Melilla
Con el ímpetu inicial de Reus y Kiriko, y tras la aparición en escena de la banda “Melijazz”, comandada por Salvi Bellido y de repertorio muy variado, la ciudad fue adquiriendo una mayor rutina e interés jazzístico.
Por aquellos entonces ya eran fijos Higinio y Kiriko en los miércoles del Pasadena, por lo que se plantearon edificar un proyecto paralelo que ayudase a un reconocimiento del género en Melilla.
De hecho, este músico tuvo que dejar su ciudad por motivos laborales, pues además de un excelente compositor es asistente social en una penitenciaría. Según dijo entre risas Higinio “siempre me han dicho que tenía las cosas claras, ponía cierto orden entre los músicos que nos juntábamos a tocar. De hecho cuando me fui de aquí se empezaron a pelear entre unos y otros.
Para esta suerte de sheriff del jazz melillense es todo un orgullo ver, veinte años después, que fruto de aquella insignificante semilla colocada tras una conversación entre amigos ha crecido un tremendo festival con nombre propio. Recuerda que por los escenarios de la Universidad a Distancia han pasado los mejores músicos de jazz de España. “Y todos quieren repetir”, comentó el guitarrista.
Expuso también que, preguntado en otra entrevista por lo que podía faltarle a estas jornadas de las que fue padre musical, contestó sin dudarlo “más pasta”. Y es que Higinio, como casi todos los valedores de este certamen, consideran que el trabajo, reconocimiento y proyección de las Jornadas de Jazz no han recibido nunca el patronazgo económico que debería haber tenido proveniente de las instituciones públicas de la Ciudad.
Hablando del género
En cuanto al programa de este año, y al igual que señaló Ángel Castro en la presentación del festival, “el Cifu se hubiera pillado un cabreo de la hostia al ver a Dorantes cerrando las Jornadas”. Y es que, pese al gran talento del lebrijano, los más puristas del estilo nacido en la ribera del Missisipi consideran que Dorantes es un pianista flamenco ante todo.
Por eso recuerda que el jazz es como el summum de la música, y que puede “mamar de los estilos que quiera”. Precisamente la fusión con el flamenco ha sido una de las últimas adquisiciones sonoras que se han desarrollado en el jazz, pues tienen una serie de gustos comunes, partiendo de sus orígenes telúricos y arraigados a las tradiciones populares.
El gran Higinio Reus tiene varias agrupaciones musicales, pero ante la demanda de Ángel Castro de aparecer con una banda, hizo una especie de “all stars” del jazz patrio para acudir a Melilla.
En el concierto celebrado ayer en el salón de actos de la UNED, el público pudo disfrutar del talento musical de su sexteto, llamado para la ocasión HR6.
Reus les tiene a estos músicos una especial estima y consideración, pues afirma que todos los miembros son excelentes compositores, casi todos tienen sus grupos propios y una singular impronta personal, lo que resulta muy gratificante y fructífero a la hora de componer. “Me junto con los mejores para tener que trabajar poco”, bromeó con sorna Higinio antes de apurar el cigarro y la entrevista ofrecida a este periódico.