La cofradía castrense de Jesús Humillado y la Piedad celebró ayer el Miércoles de Ceniza en la iglesia de la Purísima con una misa que recordó a los asistentes el comienzo de la Cuaresma. Esta misa fue la primera del triduo que la hermandad celebra en estas fechas.
La misa fue oficiada por el párroco castrense Francisco Sierra Vilchez, quien agradeció a las hermandades residentes en la Purísima que compartieran con ellos “su templo para esta ocasión”, ya que la parroquia Castrense, tras los efectos del terremoto, se encuentra actualmente en proceso de reparación por parte de la Unidad Militar de Emergencias (UME).
El segundo hermano mayor de la cofradía, Andrés Domínguez Catalá, y el albacea de culto, Carlos Rubiales Morales, fueron los encargados de acompañar al padre durante el oficio.
Domínguez lamentó que el hermano mayor no pudiera asistir al acto por temas de salud y deseó que “tal vez el viernes la parroquia Castrense ya esté en condiciones de oficiar la misa”.
Durante el acto, el párroco recordó la importancia de estas fechas para la hermandad y toda la comunidad cristiana e invitó a todos los asistentes reconocer el pecado y perdonarlos.
Acto seguido, tuvo lugar la Imposición de Ceniza, donde el padre marcó con una cruz de ceniza a cada uno de los participantes de la misa, recordando que “polvo eres y en polvo te convertirás”. Por último, los asistentes pudieron celebrar una eucaristía y tomar “el cuerpo y la sangre de Cristo” por primera vez en la Cuaresma de este año.
Hoy a las 19:30 horas tendrá lugar la segunda de estas eucaristías, que se celebrará en honor a los difuntos de dicha cofradía.
Por último, mañana viernes se celebrará, a la misma hora, el último oficio del triduo donde se hará la entrega de medallas a los nuevos hermanos de la congregación. El segundo hermano mayor, Domínguez Catalá, aseguró que habrá “sorpresas” además de entregar las medallas a los nuevos cofrades del Humillado.