Los melillenses fuimos testigos ayer del incendio desatado en el antiguo edificio de la residencia de oficiales ubicado en la avenida General Astilleros.
Los Bomberos tienen indicios de que el fuego ha sido intencionado y lo achacan a rencillas entre los ‘okupas’ que se alojan en este inmueble, declarado en noviembre pasado Bien de Interés Cultural.
Es una pena que uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad siga deteriorándose por la dejadez, el paso de los años y ahora, por la furia de las llamas.
En otras ciudades de la península, el incendio de un inmueble protegido habría sacado a la calle a los defensores del patrimonio. Pero en Melilla somos poco dados a defender así nuestros tesoros.
Afortunadamente el incendio de ayer no fue especialmente virulento con la estructura de la antigua residencia de oficiales, pese a que los Bomberos necesitaron dos horas para controlar las llamas.
Al parecer, todo se ha debido a una pelea entre ‘okupas’ que llevó a uno de éstos a quemarle la ropa al otro. Así lo indican las pruebas encontradas en el lugar del siniestro. De hecho, los Bomberos descartan que el incendio se pueda achacar a que alguien haya decidido quemar el edificio desde fuera para ahuyentar a sus ocupantes.
Porque si de algo están seguros los agentes del Cuerpo de Extinción de Incendios es de que en la antigua residencia de oficiales vivía más de una personas. Así lo demuestra la variedad de enseres personales hallados en el edificio.
El incendio de ayer es un primer aviso para que entre todos apoyemos la declaración de Bien de Interés Cultural y la remodelación de la antigua residencia de oficiales.
Para la reforma hace falta, sobre todo, voluntad y apoyo de todas las fuerzas políticas. Sobre todo, ahora que no se sabe quién gobernará España.
También se necesita una buena inversión porque a nadie se le escapa que el inmueble está en pésimas condiciones.
Es lamentable que un edificio tan singular, propiedad del Ministerio de Defensa, haya corrido tan mala suerte.