De momento han sido detenidas seis personas y se han intervenido dos vehículos.
La Policía Nacional y la Guardia Civil concluyó la operación ‘Jurush-Triana’, desarrollada desde el 28 al 30 de octubre, que ha permitido la desarticulación parcial de una organización dedicada al tráfico de seres humanos que llevaba a cabo sus actividades en Melilla. En el transcurso de la operación fueron detenidas seis personas; cinco españoles y un marroquí con residencia en Melilla y han sido intervenidos dos vehículos. Los delitos imputados a todos los miembros de esta red son contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y falsedad documental y el caso está en manos de los Juzgados de Instrucción número Uno y Tres de Melilla. Según fuentes policiales, la investigación se inició el 14 de marzo de este año, a raíz de la localización de un coche que había sido abandonado por su conductor en la carretera de Farhana, con tres inmigrantes subsaharianos ocultos en el interior de otros tantos habitáculos practicados al efecto en este vehículo. Uno de los ‘ocupantes’ de este vehículo resultó ser una mujer en estado de gestación, para cuya liberación fue necesaria la colaboración de los bomberos. La operación continuó en la mañana del pasado 28 de octubre con un registro domiciliario, que permitió la identificación plena de dos personas integrantes de la organización y seis detenidos, siendo éstos los cabecillas de la red, así como la intervención de dos vehículos con dobles fondos. En el registro se intervino asimismo abundante material que está siendo sometido a estudio y análisis, por lo que no se descartan nuevas actuaciones en los próximos días. ‘Modus operandi’ Los detenidos formaban parte de una organización dedicada a introducir inmigrantes de origen subsahariano en dobles fondos de vehículos y estaba formada por personas de nacionalidades española y marroquí, asumiendo cada uno de ellos su rol a ambos lados de la frontera. Los vehículos se adquirían con anterioridad y posteriormente se introducían en Marruecos para su preparación mediante la práctica del doble fondo. A los automóviles se les colocaban placas de matrícula correspondientes a otro coche, se captaba a los conductores y se introducían los vehículos en Melilla con los inmigrantes ocultos en su interior. En el país vecino se encuentra la persona encargada de realizar las modificaciones estructurales a los vehículos y de contactar con la persona que a su vez se encarga de captar a los migrantes interesados en acceder a Melilla. Esta misma persona era la encargada de cobrar el importe que deben satisfacer cada uno de los inmigrantes, cantidad que en ocasiones ronda los cuatro mil euros.